Sectores de la derecha y la ultraderecha pretenden sujetar a niñas y mujeres a los viejos reduccionismos, exigiendo cambios legales para controlar su vida sexual, en franca violación del artículo tercero constitucional y documentos internacionales de la ONU.

Con sus propuestas pueden agravar una situación que se está luchando por revertir. Miles de niñas y adolescentes han sido víctimas de embarazos no deseados durante la pandemia y la sospecha puede involucrar a familiares que han aprovechado el confinamiento para ejercer una violencia o seducción, que no puede tener auxilio.

El Consejo Nacional de Población, (Conapo) menciona que a la cifra de embarazos infantiles y adolescentes que ya existe en el país, podrían añadirse 35 mil más en este tiempo. El pin parental que exigen sectores de derecha y de ultraderecha, es un atentado a la salud sexual, porque pretende que los maestros consulten a los padres antes de dar la educación pertinente, para que ellos decidan desde sus posiciones e ideologías lo que se debe aplicar.

El pin en inglés o nip en español, es algo que define la identificación personal y que de pronto se convirtió en un término favorito de esos sectores al grado de que exigen en México cambios legislativos y en otros países se levanta como un baluarte de encono partidario para exacerbar posturas ideológicas.

Ya hay varios partidos en el mundo que encabezan esa propuesta como un reducto del pasado que afecta principalmente a las mujeres.

En América latina se ve en Costa Rica que tiene un partido de ultraderecha que lleva el nombre Partido de Integración Nacional (PIN) desde fines de los noventa del siglo pasado.

Colombia que ha utilizado las letras iniciales para formar un partido con el mismo nombre del costarricense, le ha quitado el título y ahora se llama Opción Ciudadana. La aparición de Vox partido de la ultraderecha española que resultó vapuleado en las elecciones locales de Galicia y el País vasco la segunda semana de julio, ha revivido y estimulado las viejas fórmulas sudamericanas y pretende hacerlo con sus iguales en México.

Se trata de abrir el contacto para promover normas acordes a sus concepciones e ideologías y crear barreras familiares ante congresos legislativos.

Aquí se parte de un país altamente católico cuyas concepciones restrictivas se ajustan a la visión misógina de ciertos sectores de esa iglesia. La virginidad resguardada, para complacer al macho, el matrimonio por la iglesia con epístola denigrante de compromisos, sus respectivos vestidos de blanco símbolo de pureza, la mujer confinada en los hogares, todo eso que gira en la dominación machista sobre la mujer, se deriva de estas propuestas que ya se discuten en estados como Chihuahua, Veracruz, Querétaro, Aguascalientes y que en su momento ya fueron rechazadas en Nuevo León.

 

EL PIN, USADO COMO CONCEPTO IDEOLÓGICO DE DOMINACIÓN POLÍTICA Y SEXUAL

El pin (Personal Identification Number) en inglés y nip en español, es un simple mecanismo de identificación para acceder a valores y datos personales; un cajero, por ejemplo. En la electrónica es “una patilla metálica de un conector multipolar. Viene a ser el contacto metálico de un conector, gracias al cual se conecta algo sin necesidad de soldar, ya que transmite electricidad e información”. Es una especie de contraseña para demostrar un origen. De hecho desde sus orígenes ha funcionado sobre todo para señalar insignias de algún grupo. Fueron muy famosos a principios del siglo pasado cuando se hablaba de los pin de paredes y hasta a las bellas mujeres se les llamaba pin up, cuando eran expuestas en fotos y posturas en las paredes ¿Quién no ha visto a una de ellas en los talleres mecánicos o en los calendarios? Los analistas digitales del portal Definición se refieren a lo más cercano, la contraseña, como una palabra que se deriva del latín con los vocablos contra y signum, que ha sido muy útil sobre todo en épocas de conflictos y guerras y en la ficción o en otro tipo de episodios secretos para identificar a alguien con una frase o una palabra. Son ambos, el pin y la contraseña, elementos de contacto.

 

LOS SECTORES QUE NO AMAN A LAS NIÑAS NI A LAS MUJERES

La respuesta oficial a quienes pretenden vulnerar la Constitución se dio ya desde hace algunos días desde la Secretaría de Gobernación criticando el hecho y más recientemente desde el organismo autónomo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuya titular Rosario Piedra Ibarra, advirtió sobre la gravedad de la situación y recalcó el alcance de los derechos que protege la norma máxima. Son derechos humanos con perspectiva de genero y una orientación integral que propone lograr no solo la salud física, sino el desarrollo íntegro de las niñas y mujeres. Oponerse a eso es estar en contra de la norma. También se refirió a la Convención sobre los Derechos del Niño, para que niñas, niños y adolescentes sean vistos y tratados “como sujetos de derechos cuya autonomía progresiva les permita ejercer por si mismos sus derechos”. Uno de los autores que recalca a lo largo de muchos capítulos la situación de niñas y mujeres en el mundo, es Stieg Larson en su Trilogía Millennium (Editorial Planeta Mexicana S.A. de C V. Ediciones Destino, 2009). Destaca la forma como las posturas personales e ideológicas se ceban sobre el cuerpo femenino con odio destructor. En la situación actual aunque la derecha pretende defender a esos sectores, en el fondo se capta la verdadera intención: el control del cuerpo y la voluntad femeninos y de núcleos menores de 18 años. En un país exacerbado con tantos feminicidios y agresiones a lo largo de décadas.