En medio de las vicisitudes diarias, un tema ha aparecido con insistencia en las últimas semanas, que entusiasma a unos, pero a otros no. Es el tema de los árboles. Es curioso cómo un vegetal tan importante, resume en este momento buena parte de los grandes problemas que vive México. La planta se menciona y es parte del Plan de Desarrollo Integral para Centro América, con la participación de México con su  programa Sembrando Vidas relacionado con el tema crucial de los migrantes. 

Enfrenta un caso de corrupción como el que cometió  la empresa Mítikah al cortar 54 árboles para hacer un paso a desnivel.  Es un importante vehículo en el Reto Verde que está aplicando el gobierno de la ciudad de México ante el grave problema de la contaminación  que suele producirse seguido en la gran ciudad. 

Por su parte la Secretaría de Bienestar tiene en marcha el mencionado programa Sembrando Vidas, con el fin primordial  de reforestar las tierras áridas del país e iniciar una recuperación del campo. 

Haciendo a un lado el caso de Mítikah que ya está en manos judiciales, los otros son programas de revitalización de zonas, ambientes y seres humanos y ha tenido respuestas negativas en unos casos y positivas en otros.

LOS CAMPESINOS Y AGRICULTORES QUIEREN DINERO, NO ÁRBOLES

La oferta para la plantación de árboles como parte del programa Sembrando Vidas en tres países de Centroamérica, El Salvador, Guatemala y Honduras, fue  bien recibida por el gobierno de El Salvador pero ha sido criticada por miembros del clero que sostienen que los árboles no detendrán el flujo migratorio permanente, agarrados de la definición  fatal de que la migración no se detiene.  

Es como si los curas que tienen albergues de migrantes de paso, mostraran escepticismo porque se quedarán sin chamba. Está sucediendo igual que en otros sectores que alimentan la vida del país, con la exigencia de dinero en aumentos presupuestales lo que se da ahora en el sector agrícola y campesino.

La oferta de la Secretaría de Bienestar para revitalizar tierras áridas por los malos usos, los fertilizantes o la escasez de agua, que dará cinco mil pesos mensuales para participar en esa campaña que pretende revitalizar 575 mil hectáreas, para lo que se destinarán 15 mil millones de pesos, ha sido repudiada por algunos grupos entre ellos los cafetaleros de Veracruz. 

Se les hace poca la cantidad sin tomar en cuenta que proviene  solo de una secretaría y que el proyecto fundamental sobre el campo es otro. 

El rescate de tierras que eran de cultivo, el desarrollo de plantas y árboles en zonas rurales, en un  país que es conocido como el quinto a nivel mundial en biodiversidad, es fundamental para iniciar la reivindicación del campo que abandonaron anteriores gobiernos. Por otra parte, la aplicación  del programa Reto Verde en la CDMX entusiasma a un sector de la ciudadanía pero otra ignora la floración y plantación de árboles iniciada en avenidas y sitios principales de cinco alcaldías. Los sitios incluyen  las avenidas Insurgentes, Zaragoza, Periférico, Eje Central y zonas como la Central de Abastos. Por lo pronto se anuncia que se plantaron mil 700 árboles.

HAY QUE VIVIR SEMBRANDO, SIEMPRE SEMBRANDO

Marcos Rafael Blanco Belmonte, fue un poeta español  que escribió uno de los poemas que han tenido mayor eco mundial. Nacido en Córdoba, el poeta  que fue también escritor, murió en 1936 y su poema El Sembrador formó parte de las asignaturas educativas de las escuelas primarias y secundarias en  muchos trechos del tiempo. Es un poema didáctico, colocado en el modernismo y que pese a que con los años su fama fue declinando puede tener un lindo renacer, sencillo, llamativo, para escuelas y centros de niños y jóvenes que están viviendo los programas sobre plantación en un  país, que además pretende exportar las ideas y dar cien millones de pesos -30 millones ya se dieron a El Salvador- para consolidar el programa en Centroamérica. El poema es largo y solo publicaremos unos versos. El narrador ve a un viejo al que considera loco, sembrando en medio de la montaña árida y sorprendido le pregunta por qué pierde el tiempo. Y él responde con  sus famosas frases:

El Sembrador (fragmentos)

Siembro robles, pinos y sicomoros

quiero llenar de frondas estas laderas

quiero  que otros disfruten de los tesoros

que darán estas plantas cuando yo muera

Hay que ser como el viento que siembra flores

lo mismo en la montaña que en la llanura

Hay que vivir la vida sembrando amores

con la vista y el alma siempre en la altura

¡Hay que vivir sembrando

siempre sembrando!