Sondeos y encuestas manipuladas en época electoral

En Baja California Sur el síndrome de la encuestitis parece contagiar a todo mundo, por eso es bueno recordar cómo las empresas probabilísticas, en la actualidad, son meros artilugios propagandísticos y un ejemplo fue el papel que jugaron las encuestas en el 2012.

Durante los 70 días de la jornada electoral, los medios de comunicación publicaban una y otra vez sondeos que daban un aplastante triunfo a Enrique Peña Nieto. Milenio, El Universal, Televisa, Excélsior y El Sol de México daban en promedio una diferencia de 18.5 a 15.2 puntos, por encima de Andrés Manuel López Obrador.

Al final, los márgenes presentados por las encuestadoras quedaron evidenciados: Peña Nieto obtuvo 38.20 y López Obrador llegó al 32.61 %, es decir, un rango de apenas siete puntos.

Su credibilidad cayó por los suelos. Así lo demostró la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y de Opinión Pública (AMAI) con un ejercicio de opinión demostrando que ese 2012 el “56% de los mexicanos considera que estos sondeos fueron manipulados y 40% tiene una mala opinión de estos ejercicios” (Animal Político, 2012).

¿Probabilidad o propaganda?

En una entrevista, muy poco después de lo ocurrido, Roy Campos de Consultas Mitofsky reconoció que en tres elecciones seguidas los números de las encuestadoras no coincidían y uno de los conductores cuestionaba si las encuestas solo eran para uso propagandístico. En ese sentido, Ciro Gómez Leyva no cuestiona a estas empresas sino que responsabiliza a los medios de comunicación (SinEmabargo, 2012).

Entonces, ¿influyen en el razonamiento a la hora de ir a las urnas? En el artículo de Efectos, errores y regulación de las encuestas preelectorales: una política de transparencia para el caso mexicano de Alfonso Hernández Valdez, publicado en 2013, reflexionó acerca de la estrecha relación de medios de comunicación, encuestas preelectoras y comportamiento electoral. Retomando a varios expertos, el autor habló de dos argumentos para regularlas:

“El primero establece que la publicación de los sondeos de opinión influye en el comportamiento de los votantes (o al menos en un segmento de éstos) al inducirlos a votar por un candidato o partido en particular, generalmente por quien va arriba en las encuestas. Por ello lo que éstas publican importa, ya que de algún modo se afecta el proceso de formación de opinión pública del electorado (Petersen, 2012; Feasby, 1997; Goidel y Shields, 1994). Y el segundo resalta el hecho de que, debido a su capacidad para influir en las preferencias de los votantes, la difusión de encuestas con frecuencia se utiliza como una forma de estrategia o publicidad electoral, especialmente por parte de partidos políticos y medios de comunicación (Antoine, 2007; Gallup, 1949)”.

El caso BCS

Desde el año pasado, las encuestas atiborraron las redes sociodigitales. Desde cuentas de medios de comunicación o de los aspirantes a algún puesto, las encuestas cruzaban frente a ti en el timeline de Facebook porque allí es donde se librará una parte de la ‘guerra electoral’.

EL candidato del PRI-PAN-PRD-PRS-Humanista, Francisco Pelayo Covarrubias, fue uno de los que iniciaron con la estrategia, a sabiendas de que el gobernador Carlos Mendoza Davis promovería a alguno de sus cercanos, pero por extraño que parezca, el mandatario estatal retiró a su gente y quedó libre el camino al sobrino de Marcos Covarrubias Villaseñor, exgobernador de BCS.

Pelayo Covarrubias previo a su registro, tan solo del 4 de agosto al 31 de marzo de 2021 gastó 43,863 pesos en la red de Mark Zuckenberg para promover sus publicaciones propaganda. Usó a BCS es Noticia, uno de los sitios para promover encuestas que lo daban como puntero por varias semanas dentro de su partido. Quedó evidenciado que la agencia de marketing Silent Mob, con dirección en la CDMX, gastó en Facebook de 15 mil a 20 mil pesos por promover su sitio.

Otro que quiso aplicar la misma, pero no le funcionó fue Rubén Muñoz Álvarez, alcalde de La Paz, quien del 4 de agosto del 2020 al 30 de marzo del 2021 gastó 105,231 pesos para promocionarse a través de video de obras de gobierno y estadísticas favorecedoras, con el objetivo de incidir en la encuesta interna de Morena y destronar a Víctor Castro Cosío, cosa que no pudo lograr porque en el partido político tenían otros números.

¿Quién les paga a las encuestas?

La apuesta de Unidos Contigo es mover la intención de voto. Tras unas semanas en ello, el equipo de Morena-PT hizo lo propio al combatir la percepción que intentaba instaurar sus adversarios y comenzaron a circular otras encuestas. Lo cierto es que la elección no la definirá ningún sondeo, se conocerá por el trabajo hecho en los distritos electorales.

Es preocupante la poca transparencia de ciertas encuestadoras. Leyendo el Informe de encuestas y sondeos de opinión del Instituto Estatal Electoral (IEE), el cual, inició en diciembre de 2020 con la participación de Opinión Pública, Marketing e Imagen de El Heraldo con 348,000 pesos aplicados; Massive Caller SA de CV con tres encuestas realizadas 11,14 y 15 de diciembre en Twitter, Instagram y Facebook usando 10 mil pesos; también participó Moreno & Sotnikova Social Research and Consulting pagado por El Financiero con 60 mil pesos.

Las tres empresas encuestadoras a la hora de explicar quién patrocinó solicitó/ordenó/pagó la difusión, en el caso de Massive Caller SA de CV asegura que ella misma se subcontrata, mientras que las otras dos reciben dinero de un medio de comunicación.

Con esto, no queda claro si son ellos mismos quienes gastan o si existe una especie de triangulación del pago de un partido político, aspirante o empresario interesado. La pregunta que surge: ¿quién les paga a las encuestadoras y si el pagar influye en el resultado? Por ejemplo, llama la atención Massive Caller SA de CV que, durante el periodo de febrero 2021, publicó en cuatro ocasiones sus resultados en redes sociodigitales, por cada aplicación gastó 10,000 pesos.

Pese a la experiencia de 2012, parece que el sistema político sudcaliforniano apuesta a esta estrategia de manipular la percepción, porque la elección que se avecina será entre dos estructuras ancladas al poder en la entidad, una ya gobernó por 10 años, el otro viene del último resquicio de la izquierda, pero ambos con personajes que, en vez de ayudar, restan.

En conclusión, de los sondeos ya no importa la medición del momento, sino que su uso está más relacionado a utilizarse como mera propaganda electoral para intentar modificar el voto de los indecisos o conseguir más mecenas para la campaña. Al final, las encuestas juegan el papel que jugaron las lonas en la calle anunciando al ganador de uno u otro equipo.