Agenda mediática

En estas últimas semanas de agitación política, dos sucesos han marcado la agenda mediática y han representado el centro de la discusión pública en nuestro país. Por un lado, la Cámara de Diputados ha aprobado a la Ley de la Industria Eléctrica que pretende rescatar a la Comisión Federal de Electricidad, y, por otro lado, el registro de la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero ha desatado una ola de protestas por parte colectivos feministas.

Lo que en cualquier otro país ya hubiera hecho recular al gobierno en turno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se mantiene duro en su postura, desestimando cada una de las críticas que buena parte de la sociedad ha lanzado en ambos casos.

Lo anterior ha generado un sinfín de explicaciones, muchas de ellas que rayan en el terreno de la especulación, y si bien parecería que ambos temas son independientes uno de otro, en realidad hay un elemento central que los une y los explica: el nacionalismo.

En efecto, la razón que sostiene hasta el día de hoy a Félix Salgado Macedonio como candidato en Guerrero es la misma que sostiene a Manuel Bartlett en la CFE, más allá de su obscuro pasado hoy puesto a la luz del escrutinio público, el Presidente López Obrador identifica a ambos personajes como dignos representantes de la vertiente nacionalista que el mismo abandera desde palacio nacional.

Ley de la Industria Eléctrica

En el caso de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica es fácil ver las motivaciones nacionalistas detrás de dicha acción. Más allá de que la reforma suponga un atentado contra las aspiraciones ecológicas del país, o que muy probablemente implique un incremento en los costos de la producción de la energía, lo que resuena en la mente de nuestro mandatario son las históricas palabras de López Mateos:

“Les devuelvo la energía eléctrica, que es de exclusiva propiedad de la nación”

López Mateos.

Sin embargo, en el caso de Félix Salgado Macedonio ¿cómo explica el nacionalismo el rechazo del Presidente a las críticas feministas? La respuesta, aunque resulta incómoda para muchos, es que el nacionalismo mexicano es inherentemente machista y violento.

Nacionalismo mexicano

En efecto, el nacionalismo mexicano está construido sobre símbolos y mitos que promueven culto al machismo masculino disfrazado de heroísmo. Tal y como señala el historiador Omar González Salinas, durante décadas la propaganda gubernamental se ha encargado de exaltar las cualidades del “héroe revolucionario, macho y violento”, personificado en figuras como las de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Por ende, la figura del varón violento queda redimida cuando este sirve a la patria.

Ante los ojos del Presidente, el paso de Félix Salgado Macedonio, primero en las filas del Frente Democrático Nacional, después en el PRD hombro a hombro con López Obrador, y su constante lucha contra los fraudes electorales del PRI y el PAN (en la que ambos se identifican como agraviados), refrendan su carácter nacionalista y lo eximen de sus acusaciones.

El Presidente López Obrador ha hecho suyo los símbolos que caracterizan al nacionalismo del pueblo mexicano, por lo tanto, no es de extrañarse su postura inflexible cuando se trata de rescatar “la soberanía energética”, o defender a quien considera un digno compañero de lucha, aún y cuando lo anterior pudiera tener serias repercusiones.

Tratar de hacer cambiar de opinión al Presidente en los mencionados temas, seria enfrentarlo a sí mismo y a lo que su narrativa representa. López Obrador, como el mismo ha dicho:  

“Ya no se pertenece, pertenece al pueblo”

AMLO.

Y  gran parte de los valores que unen a ese pueblo se basan en el mencionado nacionalismo soberanista y machista.

Si bien el nacionalismo ha sido clave en la formación de nuestra propia identidad como mexicanos, hoy supone un elemento difícil de reconciliar con muchos de los valores de la actualidad. Es por ello que vale la pena preguntar ¿Qué clase de nacionalismo queremos promover para el futuro? El Presidente López Obrador difícilmente cambiará de postura, pero quizás las próximas generaciones podrán dotar de nuevos significados a los símbolos que unen a los mexicanos.

Kevin Zapata Celestino

Analista político y candidato a Doctor en Política Social por la Universidad de Edimburgo.

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