Hace un par de días el Instituto Nacional Electoral (INE) se pronunció finalmente sobre el registro de México Libre, agrupación política encabezada por el ex presidente Felipe Calderón y por su esposa, Margarita Zavala. Con el voto mayoritario del Consejo General, la autoridad electoral rechazó la inscripción formal del partido.

A reserva de conocer el contenido de las impugnaciones que presentarán los Calderón ante el Tribunal Electoral, y las decisiones de este, el INE parece haber sepultado las aspiraciones políticas de Margarita Zavala. De esta forma, se pone punto final a la carrera de una mujer que ha sido protagonista de la vida nacional desde el 2006, año de la elección de su marido.

La ex primera dama mexicana parece haber deseado emular a mujeres destacadas de la política latinoamericana, tales como la presidenta Mireya Moscoso, de Panamá; María Estela Martínez de Perón, de Argentina, y Cristina Fernández de Kirchner, sucesora de Néstor Kirchner en la Casa Rosada, en Buenos Aires. Todas ellas con un común dominador: ser cónyuges de expresidentes de su país. Por tanto, Zavala busca integrarse a la lista de ex primeras damas quienes han forjado carrera política en solitario, a la “distancia” pero con el apoyo tácito, implícito e insustituible de sus maridos.

Sin embargo, presumimos que la mayor aspiración de Zavala no se encuentra en los países latinoamericanos, sino en la ex primera dama, ex senadora, ex secretaria de Estado y ex candidata del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos: Hillary Rodham Clinton. En este contexto, el lector recordará la asistencia de Zavala a la convención de investidura de Clinton en Filadelfia en julio de 2016.

Si bien de ideologías distintas (pues el PAN y el Partido Demócrata no habitan en el mismo espectro ideológico) Margarita reconoció en Hillary un liderazgo indisputable y el abanderamiento de la reivindicación del papel de la mujer en el mundo político. Si bien Clinton no alcanzó la presidencia —a diferencia de lo sucedido en Argentina y Panamá—, la ex primera dama obtuvo éxitos indiscutibles durante la presidencia de su marido, en el seno de su partido, en el Senado y en el gobierno de Barack Obama.

Margarita, en contraste, fue diputada plurinominal, y en su contienda por la candidatura presidencial del PAN, dividió al partido tras su ruptura con el presidente nacional, a la sazón, Ricardo Anaya Cortés. A la postre, Zavala lanzaría una candidatura independiente, escindiría a Acción Nacional, provocaría el éxodo de un número nada desdeñable de panistas, y López Obrador sería electo presidente de México.

Finalmente, el movimiento antilopezobradorista debe agradecer la decisión del INE, pues México Libre hubiese supuesto la fractura del voto del centro-derecha, acaparado principalmente por el PAN y por un ala del PRI.

La pareja presidencial Calderón Zavala ha tropezado con un obstáculo llamado INE, y con siete individuos responsables de velar por la salud de la democracia mexicana. Quizá la lección de Hillary Clinton y de otras mujeres competentes quienes han tenido éxito en la política es que no todas las parejas presidenciales deben seguir los mismos derroteros. Así, el rumbo hacia una sólida alianza PRI-PAN en 2024 parece ver la luz.