El día de ayer el presidente López Obrador presentó durante su mañanera un estudio en torno a las opiniones de analistas políticos expresadas en diarios como Excélsior, Reforma, Milenio, El Universal, entre otros. De acuerdo a los resultados obtenidos por el equipo cercano al presidente, alrededor del 66% de las columnas políticas son abiertamente críticas contra el gobierno, 23.1% neutrales y únicamente 10.6% positivas.

Estos resultados dieron material al presidente para la grabación de un vídeo vespertino en el cual alude a personajes como Héctor Aguilar Camín, Carlos Bravo Regidor, Sergio Sarmiento, Catón, entre otros. El presidente aprovechó el espacio para golpetear—nuevamente— a Reforma como el diario que mayor número de injurias, calumnias e infamias ha espetado contra López Obrador.

En este contexto, la crítica política válida debe ir acompañada de evidencia empírica, tales como indicadores, instrumentos de medición y evaluación, y estudios realizados por reputados organismos internacionales. Sin embargo, también vale la especulación y la demostración de tendencias políticas personales.

En el caso de mi espacio en SDP Noticias, realizo un esfuerzo diario por expresar opiniones con base en la experiencia histórica de nuestro país, y a la vez, en un ejercicio de benchmarking con otros países del globo. Creo firmemente en la evidencia empírica y en la importancia de un raciocinio coherente que permita realizar un juicio justo y pertinente sobre la realidad nacional.

En este tenor, si bien he sido crítico de la labor de la presente administración en materias como educación, economía, seguridad o la desafortunada participación de López Obrador en Naciones Unidas, he defendido la integridad de Hugo López-Gatell y su labor al frente de la gestión contra la pandemia, pues —reitero— los errores del subsecretario han derivado de la información internacionalmente disponible sobre el virus. En otras palabras, todos —o casi todos— los funcionarios de los ministerios de salud en el mundo desacertaron en el manejo inicial de la pandemia. Sin embargo, la prensa mexicana —en particular— ha sido inclemente con López Gatell; y yo he catalogado a las diatribas en su contra como injustas y desproporcionadas. En mi opinión, la pandemia ha sido profundamente politizada con el propósito de golpear al gobierno de López Obrador.

En suma, la libertad de expresión es un pilar fundamental de la vida democrática y de la salud del sistema de pesos y contrapesos. Sin embargo, los lectores deben ser competentes para distinguir las opiniones fundamentadas en evidencia e indicadores, y aquellas que pretenden denostar con fines políticos, o en sentido inverso, cuando se trata de propaganda gubernamental. Para ello la educación juega un papel central.