La desaparición de organismos autónomos.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y el Instituto Nacional Electoral (INE) son dos organismos autónomos del Estado mexicano. O mejor dicho, el INE es aún una institución en funciones, pues el INEE fue desmantelado como parte de la desafortunada contrarreforma educativa encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y Morena en 2019.

El INEE pasó de ser un organismo cuya autonomía se encontraba resguardada en el artículo tercero constitucional a ser una dependencia llamada Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJORAEDU) dependiente de la Secretaría de Educación Pública, y por ende, sujeta a los vaivés de las políticas y deseos del presidente de la República

En otras palabras, Morena, haciendo uso de su mayoría en el Legislativo, se deshizo de una institución cuya misión residía en la evaluación técnica de los componentes y procesos del sistema educativo nacional. AMLO y sus correligionarios aseveraron públicamente en aquel momento que el INEE era el actor responsable de la “persecución de los maestros”, nada mas ajeno a la verdad y a los hechos. Pero así fue. El INEE es hoy historia, así como lo es la reforma educativa lanzada en 2013, la cual gozó de una amplia aceptación popular entre la ciudadania.

¿Qué sucederá con el INE?

 ¿Tendrá el mismo destino de su homónimo? ¿Será eliminado el organismo que ha permitido el mayor número de transiciones democráticas en México, desde una alcaldía remota en alguna entidad federativa hasta la presidencia de la República? Por lo visto, a la luz de las declaraciones de personajes como AMLO, Mario Delgado y Félix Salgado, sí que van tras el INE. Buscarán, en este sentido, desmantelar al árbitro electoral y convertirlo en un organismo que acate la voluntad del presidente y de la mayoría legislativa; tal y como ocurrió con su tocayo INEE tras convertirse en una comisión sujeta a las instrucciones de la SEP.

La educación sufrió un duro golpe en 2019 tras la desaparición del INEE; sus daños pueden incluso resultar en un futuro incomensurables. Ahora, el sindicato controla nuevamente la asignación de las plazas docentes y el Estado mexicano ha cedido frente a las presiones gremiales. El INE, sin embargo, no debe desaparecer, pues se ha erigido legítimanente como el garante de los procesos democráticos.

En suma, México no mereció el atropello perpetrado al INEE; y menos merecerá la desaparición de un organismo autónomo responsable de velar por el bien de nuestra imperfecta democracia en ciernes. El INE no debe desaparecer. Votemos todos el próximo 6 de junio.