Tras el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la compra de 24 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V la politización en torno a la pandemia en México ha dado un nuevo giro. 

Algunos comentaristas, como Jorge Castañeda, han expresado que la llamada del presidente mexicano a su homólogo ruso, Vladimir Putin, derivó de de una reacción desesperada de AMLO para cumplir su promesa de abastecer al país del número suficiente de vacunas, particularmente, tras el atraso en la producción y distribución de las fórmulas de Pfizer y AstraZeneca, y frente a la insuficiencia de otros laboratorios como Moderna.

Lilly Téllez, senadora del PAN, reviró nuevamente contra el gobierno federal, al tiempo que aseguró que la vacuna rusa era barata y de mala calidad, y que por ello, el presidente López Obrador y su equipo asesor habían convenido la compra a Moscú. 

En este contexto, el lector recordará la escena protagonizada por la misma senadora tras la comparencencia de Hugo López-Gatell en el Senado de la República, lanzándole acusaciones desproporcionadas en relación con la gestión de la crisis sanitaria en México.

Hemos de reconocer que la vacuna rusa nos alimenta ese escepticismo de por sí ya existente frente a cualquier marca desarrollada en un periodo de tiempo menor a un año. Sin embargo, Sputnik V quizá nos recuerda el régimen autocrático de Vladimir Putin, la opacidad de la burocracia en Moscú, o cualquier episodio de la historia reciente del país.

A lo anterior deberemos añadir que Sputinik V no ha sido aprobada por las autoridades sanitarias de los Estados Unidos ni por la Unión Europea. De esta organización, únicamente Hungría -gobernada por el autócrata Viktor Orban- ha aprobado la aplicación de la vacuna. Argentina, por otro lado, se ha sumando a la limitada lista de países del obre que han optado por la fórmula rusa.

No obstante nuestra desconfianza hacia lo “ruso, alimentado principalmente desde la prensa de Occidente, deberemos, dentro de los meses que vienen, analizar concienzudamente la pertinencia de   Sputnik V

Según ha sido calculado por las autoridades sanitarias mexicanas, la vacuna, una vez en suelo mexicano, ya habrá sido aprobada por las organizaciones internacionales pues se habrán publicado los resultados de la fase 3, y a partir de ello, COFEPRIS emitirá su dictamen.

En suma, no descartemos la vacuna rusa por agendas políticas (como la senadora Téllez) ni por prejuicios hacia lo que viene de ese país, sino que deberemos eventualmente ceñirnos a la evidencia científica generada una vez que nuestro turno para la aplicación de la fórmula esté en el calendario próximo. 

Según ha sido anunciado, serán los adultos mayores.