Próximamente en México

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, anunció el miércoles pasado que visitará tan “pronto como sea posible” nuestro país. El presidente Joe Biden le encargó trabajar con México, Guatemala, El Salvador y Honduras para abordar las causas de raíz tras la afluencia de migrantes hacia Estados Unidos.

El aumento de la migración desde Centroamérica se ha convertido en uno de los principales desafíos para Joe Biden. En marzo, 172 mil 331 migrantes indocumentados fueron detenidos en la frontera sur de Estados Unidos, 71% más que el mes anterior.

Uno de los grandes retos es el aumento de la llegada de menores no acompañados, que son admitidos en el territorio estadounidense, y a quienes el gobierno tiene que albergar mientras espera reunirlos con algún familiar.

La Vicepresidenta Harris ha hablado de los factores que inciden en la migración desde América Central: condiciones climáticas extremas que afectan la actividad agrícola, la violencia, la corrupción y la inseguridad alimentaria. Ella quiere darle a la gente “un poco de esperanza para que se puedan quedar en casa”.

Se trata de solucionar un problema

Kamala Harris es, sin embargo, realista. Sabe que el gobierno estadounidense no va a arreglar los problemas de la noche a la mañana. Ella sabe que su misión consiste en identificar lo que se puede hacer para ayudar al desarrollo económico de la región. Esto va a tomar años.

El Presidente López Obrador no debería subestimar el encargo que Joe Biden le hizo a Harris. Se trata de solucionar un problema, pero la visión será, seguramente, mucho más ambiciosa. El acercamiento de la Vicepresidenta de Estados Unidos a los asuntos mexicanos puede evolucionar en el impacto sobre otros temas. Me refiero específicamente al uso de la inteligencia artificial para combatir a las organizaciones criminales.

La inteligencia artificial está cambiando todo. Nuestra vida cotidiana y el futuro del trabajo serán muy distintos. Vemos el impacto de la inteligencia artificial cuando nos subimos a un vehículo con sistema de navegación inteligente o cuando trabajamos desde nuestras casas en las plataformas que han desarrollado nuestras empresas.

Puesto de una manera muy simple, inteligencia artificial es la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. No es algo totalmente nuevo. Lo importante es la aceleración en su uso. Han aumentado el número de aplicaciones de la vida cotidiana en las que la inteligencia artificial está presente.

Ahora hay bases enormes de datos, conjuntos masivos de información, que requieren una mayor capacidad de cómputo. Los algoritmos han sido mejorados, hay mayor acceso a fuentes de información abiertas. El acceso a bibliotecas de código de fuente abierta permite utilizar y desarrollar el trabajo avanzado de otros sin tener que empezar de cero.

¿A qué se refieren los expertos cuando hablan de “big data” o de conjuntos de datos masivos? Las computadoras, los teléfonos, los dispositivos digitales y los sensores conectados a Internet producen y almacenan constantemente grandes volúmenes de datos, ya sea en forma de texto, números, imágenes, audio u otros archivos de datos.

Hay unidades de procesamiento de gráficos, o GPU, que pueden realizar una gran cantidad de cálculos al mismo tiempo. Cuando se desarrollan mejores algoritmos, los modelos de aprendizaje automático se vuelven más flexibles, más robustos y más capaces de resolver diferentes tipos de problemas.

Pues bien, en los temas migratorios y de combate a la delincuencia organizada, la inteligencia artificial será un instrumento inigualable. Kamala Harris lo sabe. Habrá plataformas autónomas que podrán operar en el futuro sin la necesidad de transportar un ser humano que se vuelve vulnerable en sistemas aéreos o submarinos.

Las plataformas aún deben estar controladas por humanos por razones éticas y legales, pero las decisiones de "disparar" podrían terminar reduciéndose a simples comandos de "sí" o "no".

Un dron de ataque submarino colocado en el fondo del Océano Pacífico o en el Golfo de México podría programarse para identificar submarinos de la delincuencia organizada, seguirlos y destruirlos automáticamente. Se han desarrollado drones solares de larga duración programados para eliminar narcotraficantes o terroristas, a través del reconocimiento facial.

La inteligencia artificial podría significar que los países que enfrentan a la delincuencia organizada tengan acceso a la alta tecnología para cuidar a sus cuerpos policiacos y evitar bajas en los enfrentamientos. Los comandantes probablemente estarían controlando a los robots atacantes desde las pantallas de las computadoras en lugares relativamente seguros.

Inteligencia artificial

El “factor riesgo” dependerá de la naturaleza del enemigo, ya sea un grupo de narcotraficantes bien equipados o uno de polleros sin mucha sofisticación.

Las áreas más prácticas para invertir en inteligencia artificial es en la guerra antinarcóticos en el corto plazo, cuando las organizaciones criminales no pueden todavía manipular los sistemas ni destruirlos.

Por el momento, la inteligencia artificial todavía está por debajo de los logros humanos. Un efectivo de la Guardia Nacional puede identificar un objetivo enemigo, decidir qué sistema de armas utilizar, predecir su camino y activarlo.

Por supuesto que hay retos que se deben solucionar. Hay datos sesgados y malentendidos del contexto. Los sistemas de inteligencia artificial tienen problemas para distinguir entre correlación y causalidad. En fin, todavía hay mucho que trabajar. Sin embargo, durante los próximos diez años, la inteligencia artificial estará superando rápidamente estas limitaciones básicas.

A largo plazo, eliminar a los humanos de las plataformas de combate contra la delincuencia organizada es una progresión lógica y probable.

La Vicepresidenta Kamala Harris tiene un historial comprobado de hacer preguntas fundamentales sobre cómo la inteligencia artificial ("IA") y las herramientas de aprendizaje automático se utilizan en la sociedad y cómo afectan a los miembros de la sociedad.

Además, como senadora, Harris presentó una iniciativa de ley bipartidista, la “AI in Government Act”, destinada a brindar al gobierno federal las herramientas y los recursos que necesita para desarrollar su experiencia, en asociación con la industria y el mundo académico.

Harris se ha metido a fondo a estudiar la tecnología de análisis facial y la discriminación algorítmica. La Vicepresidenta sabe que regular la inteligencia artificial es y será una tarea compleja. Sabe también que puede tener implicaciones generalizadas para los principales problemas de derechos civiles, así como para las empresas de tecnología que operan en los Estados Unidos. Pero Harris tiene una visión mucho más amplia en su nueva tarea como Vicepresidenta del Gobierno de Estados Unidos.

Ojalá que el Presidente López Obrador entienda la modernidad en el reto de hacer frente a la migración y la delincuencia organizada en la relación México-Estados Unidos. No se trata aquí de recordar pasajes de la historia, ni de citar a Benito Juárez.

El Presidente Joe Biden ha dicho una y otra vez: “la persona en la que más confío, la persona a la que recurro cuando hay un problema difícil es Kamala Harris”. Harris ha estado buscando construir su cartera de desafíos y encontrar temas clave en los que pueda especializarse. Y parece que ya encontró su mayor reto en la crisis fronteriza.

La experiencia de Harris como fiscal general y senadora de California la convierte en una candidata lógica para encabezar esos esfuerzos. La Vicepresidenta tiene una experiencia significativa en la lucha contra el crimen organizado y la defensa de los derechos humanos como Fiscal General en California y Senadora por ese mismo estado, lo que ahora pondrá en práctica.

Joe Biden ya lo dijo sobre Kamala Harris: “No puedo pensar en nadie que esté mejor calificado para hacer esto”.