Hace un par de días se venía rumorando la posible remoción del Alberto Frutis Solís que encabezó por tres años la Secretaría de Educación en Michoacán. Ayer lunes se materializó la suspicacia y el hecho que trascendía en algunos espacios informativos. Con todo lo anterior, podemos confeccionar un análisis minucioso de la constelación de elementos de un evidente fracaso al frente de la institución.

A partir de este acontecimiento hay acciones explícitas que muestran que el exfuncionario de la administración Silvanista, edificó una vertiente que no terminó por despejar el enorme fenómeno de desigualdad social en el Estado, producto en gran medida, de una formación pedagógica rentable. Asimismo, la inquietante solicitud de todas las organizaciones sindicales que siempre fueron excluidas, ya que de un modo u otro, nunca sorprendió la actitud negativa porque la inflexibilidad e insensibilidad por la mejora jamás tuvieron prioridad para el extitular de la SEE.

La insuficiencia de resultados siempre se sustentó en los niveles más bajos de aprovechamiento por los desajustes de planeación estratégica, al igual, ni siquiera podemos considerar algunos elementos que al menos hilaran una versión pedagógica y administrativa que alimentara un mecanismo de mejoramiento que subsidiara el abanico extenso de problemáticas que aquejan y que han ensombrecido a nuestro territorio en materia educativa.

Ante la escasez de resultados, sorpresivamente llamaba mucho la atención que Alberto Frutis no fuese removido desde antes; habitualmente los cambios se establecen por el irrelevante trabajo o mal desempeño, sin embargo, a menudo sabíamos que el exmandatario, es gente muy cercana al gobernador Silvano Aureoles, lo que hace suponer que existían poderosas razones para mantenerlo en el cargo. (Por cierto, rápidamente se limaron asperezas, y ayer mismo fue nombrado asesor del gobierno del Estado)

Es igualmente primordial y depende en gran medida que los resultados y el avance sea un objeto notable a fin de considerar la permanencia. Aunque existan numerosas razones evidentemente nítidas, hay quienes sustentan que Alberto Frutis logró “no entregar plazas automáticas a normalistas”, “ni mucho menos se firmaron convenios con los sindicatos últimamente”. Esta ruta, naturalmente explica que efectivamente se estableció esa dinámica, sin embargo, se entiende perfectamente que a excepción de otras agrupaciones, la CNTE entabla negociaciones directas e interlocución con la Federación; y el hecho de que con los demás gremios no exista ya una concordancia, es porque se interpreta a todas luces que la relación friccionada con las organizaciones tenían un clima de mucha rigidez y, constantemente eran condicionados con las prácticas dilatorias que reducían la capacidad para alcanzar acuerdos a distintos subsistemas en el que abundantemente se necesita un apoyo inminente.

La segregación con estos grupos, se ha constatado a lo largo de esta administración, donde la voluntad por mejorar las condiciones laborales y de infraestructura, siempre y sencillamente han sido quiméricas.

Por otro lado aparece la enorme desigualdad formativa que aún existe en muchos rincones de la geografía. El rezago, el bajo rendimiento y la deserción, son factores que cada vez han permeado en nuestro sistema formativo (Desde el nivel básico, hasta el superior) que persiste incluyendo otros elementos que naturalmente vulneran el acceso a las oportunidades. El aparente plan de este gobierno, aflora sobre el ejercicio de la simulación y la evidencia fallida de acciones que envanecían más la figura de un exmandatario.

Finalmente los niveles de educación y, el aterrizaje de recursos que fortalezcan el inherente sistema, son evidentemente desiguales, porque el compromiso técnico-pedagógico, se fue debilitando en el la medida que las políticas públicas dejaron de ser una prioridad y un interés a lograr un incremento sociocultural. Esta ha sido probablemente una de las gestiones más pobres y, la expresión de formalizar una capacidad operativa y política a fin de tejer una relación para establecer un esquema educativo que operara bajo el acompañamiento de un liderazgo. Sin embargo, los resultados se desviaron siempre por una dirección que fue agravando la conexión con los distintos bloques magisteriales y sindicales, que iba acompañada de un incumplimiento que va desde los pagos por los servicios y prestaciones, hasta la expansión de las mismas prácticas que limitan el ascenso ante el evidente vacío profundo didáctico que vive nuestro territorio por la falta de infraestructura.

Algunos especialistas sustentan que la renuncia de Frutis, se produce bajo la expresión y el empuje de las negociaciones que mantiene la CNTE con el gobierno Federal y el tema de la federalización de la nómina, que pretende ser la culminación que revierta el desencanto de la sociedad por esta administración, que actualmente se encuentra Rankeada en las últimas posiciones. Alberto Frutis es evidentemente uno de los arquitectos que recurre para que el nivel de aceptación sea de impopularidad.