Más neoliberal que Slim, imposible.

Esto es en lo que coinciden los desmañanados expertos en puntos de vista–antes eran sombras de la noche- cuando vieron al empresario más político que tiene el país, como el artífice de la reconciliación entre gobierno federal y los empresarios que esperan el milagro de participar en mil 600 proyectos de infraestructura en lo que resta del sexenio.

Sí, leyó bien, mil 600 proyectos en una asociación gobierno y sector privado, que nos libre de la maldición del estancamiento y permita que el país crezca, mucho o regular, pero que crezca.

Porque hoy ni empresarios ni gobiernos estatales ven claro. La llave de los recursos está medio cerrada o medio abierta y no se ve para cuándo se reactive la producción del país.

Entre muchas malas noticias parece que se vio otra vez la luz al final del túnel, tanto que en este reencuentro IP-AMLO hasta le perdonaron a Slim que saliera con la frase de que si crecemos o no en 2019, eso no importa.

“A Carlos Slim hay que interpretarlo muchas veces”, dice el analista financiero Antonio Sandoval y tiene razón, porque a veces no se le entiende.

Sin crecimiento no hay paraíso, diría bien el analista Carlos Ramírez. ¿Qué no?

Pero la pregunta es ¿dónde está el Plan Nacional de Infraestructura?

Para los pragmáticos lo importante es conocer los mil 600 planes y programas de infraestructura que harán el milagro del crecimiento.

 

¿Y el PND?

La verdad sea dicha, no hay Plan Nacional de Desarrollo, lo cual fue reconocido incluso por el economista Carlos Urzúa, y mucho menos tenemos un documento donde se especifique lo que tendría que ser el Plan Nacional de Infraestructura para este sexenio.

Si usted revisa los proyectos actuales del Fonadin, están muy ralitos.

Sin pretender hacerle al adivinador, aunque se nos da mucho, el factor que pudo haber ser el detonante del reencuentro gobierno-IP es el hecho de que el dinero no les alcanzará para los propósitos de política social en los que la 4T se ha comprometido.

La única solución viable tiene dos vertientes, mejorar la recaudación fiscal –sin crear ni aumentar impuestos- y el arranque de un plan de mil 600 proyectos de infraestructura con la participación de la iniciativa privada.

Los analistas creen que la “gran inversión” vendrá pero no en 2019 y si acaso la etapa de planeación ocurrirá en 2020 para comenzar en 2021, por cierto un año muy político pues coincidirá con las elecciones intermedias federales y la renovación de 13 gubernaturas. Quedarán entonces tres años de este sexenio para esos propósitos.

Con el inicio del sexenio en julio de 2018 se identificaron algunos proyectos que fueron anunciados como el futuro promisorio. El punto es que todavía no terminan de arrancar por situaciones desde judiciales, por falta de planeación y sobre todo por falta de recursos económicos. Los proyectos hoy cuestan más de lo esperado y… todavía no arrancan.

 

Tan bien que íbamos

*Tras la cancelación y liquidación del proyecto del NAIM, se propusieron tres proyectos para mitigar el problema: Construcción del Aeropuerto Santa Lucía (el cual aún no inicia); la remodelación del Aeropuerto de Toluca y la remodelación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez.

En la página del FONDIN estos son los objetivos: Resolver la problemática del transporte aéreo en el centro del país y, Solución a la demanda de los servicios aeroportuarios en el centro del país.

Unas horas antes del I Informe de Gobierno, había la expectativa de que el Presidente de la República emitiera un Decreto para desechar los amparos obsequiados por jueces en contra de la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía e iniciar los trabajos a pesar de todo.

La SCT reveló que el costo por cancelar el NAIM ascendió a 71 mil millones de pesos por no construir el nuevo aeropuerto en Texcoco. Eso sí se recuperaron 4 mil millones de pesos en materiales que no se utilizaron.

*Construcción del Tren Maya. Esta obra al menos en planes ha experimentado ajustes en el trazado, y es más corta de lo anunciado, aunque tampoco se ha establecido un plan maestro para atender los conflictos de afectación a las comunidades y al entorno ecológico. El plan de arranque consideraba 830 kilómetros de vías férreas y una inversión inicial de 64 mil millones de pesos.

*Construcción de la Refinería Dos Bocas en Tabasco. Esta obra, igualmente polémica, tuvo un costo inicial estimado de 6 mil millones de dólares, pero conforme pasa el tiempo las cifras han cambiado. A mediados de mayo el presidente López Obrador estimó que el costo sería de 8 mil millones de dólares. La calificadora Moody´s tenía otros números y calculó los gastos entre 10 mil 5 12 mil millones de dólares, casi al doble de lo que se pensó inicialmente.

*Desarrollo del Istmo de Tehuantepec. Esta obra ha sido propuesta durante muchos años y lo han considerado como su equivalente al Canal de Panamá oaxaqueño, pero sigue sin arrancar. El costo del proyecto ferroviario que uniría el Golfo de México con el Oceano Pacífico es de 40 mil millones de pesos en un corredor de 300 kilómetros.

*Construcción de caminos rurales con mano de obra local. El planteamiento es interesante pues tan sólo en la construcción de caminos en cabeceras municipales y comunidades se dispondría de 97 mil millones de pesos. Hasta ahora únicamente se ha avanzado en las obras que no se terminaron el sexenio pasado.

*Internet en todo el país. Se trata de la creación de una empresa que usará la fibra óptica de la CFE para dar cobertura de internet en todo el país. Actualmente poco más de la mitad del país está conectado.

*Rehabilitación de plantas de fertilizantes. Faltan datos pero las manifestaciones de comunidades por la falta de suministro, principalmente en Guerrero, ha sido un dolor de cabeza para el gobierno en turno. La inversión estimada en este rubro era de 800 mil dólares.

*Modernización de las seis refinerías en operación. El plan inicial se refirió a una inversión de 50 mil millones de pesos entre 2019 y 2020. Falta ver resultados oficiales.

*Creación de 100 universidades Benito Juárez. Tampoco se han ofrecido datos concretos sobre este programa que habría iniciado en marzo de 2019 en sedes provisionales. A este conjunto se incorporaron las 19 escuelas de Morena que no contaban con registro oficial. El problema es que los estados no disponen de terrenos para donarlos y el respaldo estatal se canaliza principalmente a las Universidades Autónomas.

*Producción de energía eléctrica. Hay crisis en el suministro de energía en el sureste del país y en Baja California Sur.

Por si fuera poco, México se libró de un conflicto legal, caro y largo, de haberse mantenido la negativa a reconocer los acuerdos firmados con las empresas que construyeron los ductos para el suministro de gas de Texas. La intermediación de Slim fue clave en el acuerdo con Carso, TransCanada e IEnova.

En Baja California Sur esperaba el tendido de un cable submarino para el suministro de energía eléctrica, pero la política de austeridad suspendió el proyecto.

 

La burbuja de Pemex

Interesante la nota del Financial Times en la que se anuncia que el gobierno mexicano reabrirán las puertas para la inversión privada en Pemex.

Parece que fue ayer cuando se conocieron las decisiones de la Secretaría de Energía y de Pemex, extensivas a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, que cancelaban la licitación de contratos para buscar socios privados en siete áreas, principalmente de gas. Las firmas involucradas se quedaron vestidas y alborotadas.

Pemex está en el peor de los mundos pues los recursos públicos para fortalecer a la empresa no son garantía para su recuperación. La SHCP destinará 141 mil millones de pesos entre 2019 y 2022 y dejará de recibir impuestos de la paraestatal por 158 mil millones de pesos entre 2019 y 2021.

Pemex está en la disyuntiva de atraer apoyo privado o no logrará la meta de aumentar su capacidad de producción de 1.6 millones de barriles diarios a 2.6 millones.

El balón para un plan atractivo de negocios en el que se involucre a todos los factores de la producción está en la cancha del gobierno mexicano. De otra manera seguiremos condenados al crecimiento mediocre, o a nada.