Se dice que en los protocolos del diálogo es de mal gusto entrometerse en pláticas en las que no se nos fueron invitados. Pero me es imposible dejar de opinar respecto a las reiteradas ocasiones que he leído uno que otro de los textos románticos por parte del director Arreola y, el disentir de Jane de la Selva –seudónimo de la columnista que también escribe en SDPnoticias- de los planteamientos hechos por don Federico Arreola.

Seguiré insistiendo que las circunstancias son un factor inexorable para determinar nuestra opinión de los actuales sucesos políticos nacionales. El actual dueño de este espacio virtual decidió mantener una separación del movimiento de izquierda para dedicarse a su profesión periodística apegado a una imparcialidad. Esto último le ha generado innumerables insultos y señalamientos de traición en las redes sociales por parte de los fanáticos de la izquierda, lo anterior, originado por su antaña relación cercana con el movimiento del tabasqueño.

Hoy día se ha planteado una serie de propuestas respecto a lo bueno que le vendría al próximo régimen encabezado por el candidato a la presidencia de México que fue vapuleado en la FIL de Guadalajara, dichos comentarios son entendibles hasta cierto punto, pues en democracias maduras donde las reglas y curso para elegir al jefe de Estado son civilizadas y equilibradas, sería sensato que se hagan propuestas donde el ganador invita a su gobierno figuras ligadas al derrotado. Pero estamos hablando de democracias maduras, la nuestra, no se le puede llamar democracia, pues ni siquiera existen los mecanismos reguladores para poder argumentar que nuestro país disfruta de elecciones libres y soberanas, cuando la marrullería y el cúmulo de intereses creados por una oligarquía, son los que verdaderamente dictan las reglas y el rumbo de éste país.

También resulta entendible que la columnista Jane de la Selva exponga su disentir respecto a los planteamientos en donde se invita a colaborar personajes cercanos o ligados al candidato que decidió impugnar las elecciones para la presidencia de la República. Ambas partes visionan circunstancias distintas, ya que por una parte existe el agravio perpetrado a la sociedad que por muchos años ha sido objeto de manipulaciones y marginación causada por lo putrefacto del sistema político mexicano, mientras que por otro lado, se vislumbra una posición libre de opinar sustentada en su derecho de expresar lo que mejor le plazca, sin que esto amerite una forma de afrenta hacia las personas que desde hace más de seis años se han sentido agraviadas por la forma de gobierno tan ruin que hoy existe en nuestro país.

Dadas las condiciones actuales y el revisar de nuestro pasado, comparto la idea que este tipo de politiquería improductiva hace más daño a nuestro país que los frutos que esto en el futuro pudiera dejar. Siempre lo he dicho, mucho de lo que necesita la llamada izquierda mexicana es una visión mayoritariamente progresista y no socialista. Si bien es cierto que el líder de Macuspana se ha convertido en un experto para convertir las derrotas en victorias, teniendo ciertos beneficios a sus causas, pero la fórmula puede que no sea siempre la misma para escenarios diferentes, aunque sean similares circunstancias.

El Apunte

Es momento de dejar la politiquería, y ocuparnos mejor en actividades que ayuden a contrarrestar lo ignominioso de nuestro sistema político mexicano.