Analizar qué está detrás de la relación adictiva con la comida, nos lleva a preguntarnos por qué se come sin hambre y qué es lo que se busca satisfacer.

Desde la infancia se aprende a asociar la comida con bienestar. Durante la lactancia el alimento va relacionado con la seguridad  y el cariño, luego los dulces son la recompensa ante una dificultad o el premio ante logros.  La comida también es motivo de encuentros familiares y de diversas actividades sociales, trabajo, amigos y festejos. Pero también  la comida se asocia, con un gran número de mujeres y hombres que se sienten desgraciados con sus cuerpos,  a causa del exceso de peso, sea este real o imaginario. En esté sentido, es muy grande el número de variables que influyen en una persona para ser comedor compulsivo, casi tantas como comedores compulsivos existen.

Ante la persistencia de la búsqueda de gratificación por medio de la comida, los diferentes especialistas en el área de la salud, encuentran grandes dificultades para que sus pacientes modifiquen su estilo de vida y lleven a cabo sus tratamientos satisfactoriamente. En este sentido nos encontramos con una gran paradoja, ya que curarlos implica romper uno de los vínculos más importantes que los pacientes logran establecer con el bienestar.

Lo anterior se exacerba por las condiciones actuales de la vida, en  donde el mercado genera un sinnúmero de sustancias promotoras de adicciones, desde las más escandalosas, hasta las  más aceptables: alcohol, sexo, drogas, hidratos de carbono etc. que la sociedad, -en muchas ocasiones de manera inconsciente-, utiliza para suplir otras necesidades afectivas.

Todo malestar en la cultura tiene como contraparte la ficción de que todo padecimiento angustia o dolor  puede ser resuelto con los productos que determinan el mercado y los medios de comunicación. Una gran parte de estos objetos son los alimentos con alto contenido de hidratos de carbono. Se pretende obtener la felicidad, ocultando la tristeza, frustración, enojo o duelos, con productos alimentarios que imaginariamente se establecen como una necesidad, una adicción para la satisfacción  inmediata. Los alimentos generadores de adicción no sólo revisten el imaginario de satisfacer el hambre física inmediata, sino que se apoyan en la fantasía inconsciente de malestar, de hambre de afecto, que día con día es mayor  por las condiciones tan aceleradas, estresantes y violentas de la vida en general.

En este sentido no se puede abordar seriamente el tratamiento de un problema vinculado a la alimentación y al cuerpo, si se desconoce lo que concierne a lo subjetivo. Sólo en la medida en que el sujeto pueda hacerse responsable de su posición frente a sus sentimientos, podrá comenzar a cuestionar algo de su relación afectiva con la comida.

Auxiliar en los tratamientos para profesionistas en las especialidades de:

Nutrición

Ginecología

Endocrinología

Pediatría

Cardiología

Enfermería

Neumología

Psiquiatría

Gastroenterología

Traumatología

Nefrología

Rehabilitación

Fisioterapia

Neurología

 

 

DESTINADO A:

Personas con afecciones que involucran algunas de las especialidades anteriormente mencionadas, que necesitan bajar de peso o que padecen trastornos en su alimentación y están determinadas a hacer algo al respecto.

 

TALLERES:

Intervención terapéutica breve para:

Control de peso (10 sesiones, una por semana)

Control de peso en el apoyo a hipertensión arterial, diabetes mellitus, síndrome metabólico, problemas cardiovasculares, etc. (10 sesiones, una por semana)

Trastornos de conducta alimentaria, anorexia, bulimia, obesidad mórbida, etc. (10 sesiones, una por semana).

Padres de niños y adolescentes con problemas de peso. (12 sesiones, una por semana)

Padres de niños y adolescentes con trastornos alimentarios. (12 sesiones, una por semana).

DIRECCIÓN:

   Acatlán 59, Colonia: La Paz.                                       Tel: (222) 570 11 30

    Puebla, Puebla                                                                 Tel: (222) 240 03 04

 

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