La actitud y una palabra pueden valer más que las imágenes en el primer debate.

“Cicerón, abogado importante de su tiempo, litigaba la culpabilidad de un rico personaje de Roma, que había dado muerte a sus padres envenenándolos con unas tortas confeccionadas por él. Siendo el acusado, personaje influyente  que contaba con la mejor defensa que el dinero podía procurarle, se reía de Cicerón, a quién insultaba desde el banquillo…  Sonrió entonces el gran abogado del siglo I antes de Cristo, dirigiéndose al Jurado y elocuente pronunció: ‘Este hombre que se ríe se siente confiado. ¡Cuidado!, porque ¿quién de vosotros probaría una de sus tortas? ¿No os estremece la idea de hacerlo, mucho más su mirada siniestra de parricida?, así tras esas palabras el acusado se convirtió en reo”. Pancracio Celdrán[i].

En México la contienda por la  Presidencia de la República, sigue  su curso, acorde con la normatividad señalada, en el respectivo marco regulatorio, cumpliendo así con la siguiente  etapa, que da lugar al primero de dos debates que realizarán  los candidatos presidenciales.

Ocasión en que se reúnen para demostrar y enfocar sus habilidades de comunicación y liderazgo transformacional. Saber gobernar con retórica y oratoria, son algunos de los ingredientes propios y básicos  de cada uno. Así pues, tener  estilo, es decir, forma (quizá el fondo será para el segundo debate) es factor, entre otros que cuenta para augurar el éxito, es decir a ser tratado como el próximo presidente de la República.

“Hacer pues presagios sobre los resultados, es similar a la observación del vuelo de las aves, tendientes a la misma finalidad”.  El triunfador demostrará que sabe volar entre iguales.

En este momento, cuando aún nada está  claro, la actuación de los candidatos  es básica, pero su estilo determinante y definitivo para  allanar  el camino a  la victoria. Como se dice en derecho, la forma será fondo.

[i] Celdrán Gomáriz,Patricio, Anecdotario Histórico, Editorial Edimat Libros, 1ª.edi. España,2000., p.67.