Triste destino cargamos los mexicanos desde hace muchos años atrás, hoy por hoy se escuchan los mismos discursos de cambio, de mejora, de avance, de superación, de ser otra Nación, lamentablemente esto no sucederá, y no va a suceder por la simple y sencilla razón de que es más la indiferencia que la corrupción, es lacerante la impunidad, pero más doloroso es el silencio de una gran parte de ciudadanos.
El temor de tomar decisiones nos lleva a aguantar abusos, preferimos malos gobiernos que buenos ciudadanos, pésimos políticos por encima de ciudadanos ubicados e informados, nadie quiere actuar por temor a perder su mini feudo, nadie quiere salir de la queja anónima, del grito sofocado por las propias manos por el terrible temor de abandonar la zona de aparente confort, gran tiempo se nos va en voltear a otro lado cuando frente a nosotros el abuso permea a nuestros semejantes, reaccionamos solamente cuando nos tocan a nosotros, a los nuestros, entonces sí pretendemos que los demás griten a nuestro lado, y es ahí donde oh sorpresa, los demás, al igual que nosotros, están ocupados cerrando los ojos, taponeando los oídos y bloqueando los labios.
Los días transcurren, los abusos aumentan, la carga en todos los sentidos sigue siendo hacia nosotros mismos, los políticos se enriquecen y al pueblo le aumenta la pobreza, la necesidad, aquella que solamente en tiempo electoral tratan, solamente tratan, de subsanar, algo debe ya cambiar.
Cambiemos pues, esa forma de ser del mexicano, del Sonorense, desunidos, descongraciados, nadie, absolutamente nadie, va a mejorar las condiciones en las que actualmente se vive, la violencia de la que somos objeto, la pobreza que va en aumento, la desigualdad creciente y apabullante donde nadie es igual a nadie y las oportunidades solo se dan en unos cuantos, y los otros tantos son aquellos a quienes tenemos que seguir jodiendo porque nadie ayuda, nadie ve, nadie extiende la mano hasta en tanto no esté del otro lado, del lado del jodido, del abusado, del oprimido.
Dejemos de lado la falsa comodidad del no hacer, no opinar, no manifestar, abracemos, al menos, la dicha de emitir una opinión constructiva, critica de aquello que nos daña, de aquello que nos consume por el silencio nacido del temor, o lo que es peor, nacido por contubernio con aquellos que oprimen, aplastan y censuran la tranquilidad de los pueblos y sus ciudadanos.
?El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices
Entre los propios oprimidos?
Simone De Beauvoir.