Cuestionado en la Conferencia de Prensa matutina del 22-11-19 sobre el posicionamiento del PAN en relación a la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 (Dalila Escobar de ATiempo.TV; Coahuila), el presidente López Obrador ratificó el derecho que tiene ese partido de protestar y aun de acudir a instancias legales. De paso, aprovechó para hacerles recordar los procedimientos que ellos empleaban en el pasado para aprobar su presupuesto y, sobre todo, la práctica de destinarlo a gastos superfluos.

Y como ejemplo mencionó la “Estela de Luz”, en Avenida Reforma – edificada con el propósito de celebrar el Bicentenario de la Independencia-, de la cual dijo tener “ganas de irle a poner una placa: Monumento a la Corrupción”. “Y no sería levantar ningún falso, porque hay papeles de cuánto estimaron que iba a costar y cuánto terminó costando”.

Este monumento a la corrupción panista –La Suavicrema o Estela de Pus, como le ha llamado la voz popular desde un principio-, fue parte de los gastos excesivos y superfluos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución en 2010. Y como escribí por entonces para SDPnoticias, se trató de una orgía oficial para la fantasía y el olvido; luces y sonidos, ruido y destellos. Tuvo la desgracia objetiva esa coyuntura histórica de que gobernara el país un partido y políticos nada interesados en las luchas sociales, en sus conquistas y menos en sus símbolos (escribí en 2010, entre otros, dos textos sobre el asunto: “El Bi-Centenario de Fe-Cal: Fantasía y olvido”, 15-02-10, y “Benjamín Argumedo o los colosales desbarres bicentenarios”, 09-10).

Este monumento a la corrupción, capricho de Felipe Calderón se dice, está plagado de irregularidades tanto en su diseño y significado como en su tiempo de entrega y su costo. 1. Se anunció originalmente como un Arco Bicentenario y terminó siendo lo que es, una especie de galleta “suavicrema” o tablón en posición vertical. 2. Inició su construcción en septiembre de 2009 con el objetivo de ser terminada en agosto de 2010 y ser inaugurada durante los festejos de septiembre; se inauguraría hasta el 7 de enero de 2012. 3. El costo inicial proyectado, alrededor de 200 millones de pesos, se fue “ajustando” al alza en varias ocasiones hasta terminar en cerca de mil 400 millones de pesos.

Durante el discurso de anuncio de la Convocatoria para el Anteproyecto de la edificación en enero de 2009, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa justificó su construcción con las siguientes palabras: “por su importancia simbólica y belleza arquitectónica, este monumento se sumará a la majestuosidad de obras tan emblemáticas y admiradas por todos los mexicanos, como son el Ángel de la Independencia, el Hemiciclo a Juárez o el Monumento a la Revolución” (citado por Wikipedia). Es más que obvio que este monumento, cuestionado y objeto de burla desde un inicio, no ha tenido ni tiene significado simbólico o emotivo alguno para los mexicanos. No existe el valor ético o estético presumido por Calderón; y resulta absurdo y ridículo compararlo con los ejemplos de monumentos históricos y artísticos citados por el panista.

Por lo anterior, es justificable la pretensión del presidente de la República. Pero tendría que ir más allá. No basta con el recordatorio de la infamia. Dada su insignificancia, su poco valor, su inutilidad y la ausencia de ética y estética en torno a ella, la “Estela de Luz”, el monumento a la corrupción de Calderón Hinojosa y el régimen panista, tendría que ser demolida. No sé si existan mecanismos para ello, pero una consulta ciudadana bien podría legitimar esta propuesta. Y en su lugar, construir algo de acuerdo a la estética y la importancia del sitio, nada menos que la entrada al Castillo de Chapultepec frente a la Avenida Reforma, la más atractiva de la ciudad. Sustituir la vulgaridad y lo repugnante por la belleza.