El polémico paso de Guillermo Padrés por el Gobierno de Sonora, se puede resumir en 3 puntos: Corrupción, tráfico de influencias y abuso de poder.
Pudiéramos hablar de su súbito enriquecimiento, de su ostentoso rancho, de su mega presa (la cual después del escándalo se devastó de forma misteriosa), de sus más de 100 caballos pura sangre, de sus presos políticos, etc.
Todos fueron temas de escándalo, pero a mi juicio, ninguno tan indignante como el caso de su empleada doméstica. Caso que ejemplifica la peor versión de lo que es el abuso de poder.
Después de 7 años de trabajar para la familia Padrés Dagnino, tiempo durante el cual no hubo problemas y fue la encargada del cuidado de los hijos del Gobernador, Gisela Peraza Villafue acusada en 2011 de ser la principal sospechosa de cometer el robo -de joyas y dinero- a la casa de Guillermo Padrés.
Siendo según declaratorias, la primera dama del Estado, Iveth Dagnino, su principal enjuiciadora.
En la actualidad, luego de 4 años en la cárcel, sin haber sido acreditada todavía ninguna acusación, la ex niñera del Gobernador sigue tras las rejas. Recorriendo varios penales del Estado, incluyendo el penal de San Luis Río Colorado, el centro penitenciario más alejado de la capital sonorense. Según la familia, con la intención de que fuera más difícil para ellos procurar y visitar a Gisela.
Es importante mencionar que el caso de Gisela volvió a resonar en Sonora debido a que este martes 2 de Junio, justo 5 días antes de la elección, un Juez Federal había ordenado su libertad tras cumplir oficialmente su condena por el delito de robo. Sin embargo, Gisela no recuperó su libertad. Por el contrario, fue reingresada nuevamente al Penal, ahora por el delito de posesión de drogas.
Y es que las autoridades penitenciaras, meses atrás mediante un cateo reportaron el sorpresivo hallazgo de drogas sintéticas en su celda. Lo que como consecuencia, alargaría hasta 1 año más su reclusión en el Cereso.
Lo raro, es que durante sus casi 4 años de encierro, no hubo reportes que avalaran la relación de Gisela con las drogas.
?Es una señora tranquila, de hecho muy tranquila, que socializa poco. Nunca nos ha dado problemas de ningún tipo, menos de drogas?, me confió vía telefónica uno de los celadores del Cereso que pude contactar, quien pidió omitir su nombre por razones obvias.
Le pregunté explícitamente si la droga que presuntamente le habían encontrado a Gisela se la habían sembrado, a lo que me respondió: ?La verdad no sabría decirte, no estuve en los cateos, pero dudo mucho que esa droga fuera de ella, la señora es muy tranquila?.
Por su parte, la familia y la defensa de Gisela ya denunciaron los hechos como prefabricados.
?Nosotros suponemos que es para alargar más el caso y que pasen las elecciones?, declaró a medios locales María Peraza, hermana menor de Gisela.
Es difícil saber o comprobar lo que pasó, obviamente el Gobernador Guillermo Padrés nunca va a reconocer que decidió mantenerla presa porque así le convenía políticamente. Pero ese parece ser el escenario.
Una Gisela Peraza libre seguramente habría dicho muchas cosas en contra de la familia del mandatario estatal, por la simple razón de que tiene derecho a contar su versión de los hechos. El Gobierno de Sonora intuyó que su libertad sería políticamente bien aprovechada por sus adversarios y pues prefirió dejarla encerrada, lo que demuestra una vez más la mala entraña del Gobernador Guillermo Padrés.
Lo único seguro es que el caso de Gisela sigue acumulando irregularidades. Y conforme pasa el tiempo sigue pareciendo un genuino e indignante caso de abuso de poder. Pues no hay que olvidar que la defensa de Gisela ha denunciado secuestro, intimidaciones, falsedad de declaraciones, fabricación de pruebas y hasta tortura.
¿Justicia expedita? No para Gisela mientras el Gobernador de Sonora se siga llamando Guillermo Padrés.