Las fuentes que nutren la construcción de los escenarios que elaboro en mi gabinetología (más que diseños son simples simulaciones) coinciden en su mayoría en que el próximo Secretario de Comunicaciones y Transportes en el gabinete de Enrique Peña Nieto será el actual gobernador queretano José Calzada Rovirosa.

El joven mandatario es hijo de un ex gobernador de Querétaro, el Arq. Antonio Calzada Urquiza, que en su momento jugó fuerte la sucesión a favor de Mario Moya Palencia y perdió. Guardó con disciplina y discreción las reglas del sistema en esos casos. Y hoy regresa a través de hijo quien se ha convertido, con una gran inteligencia, en uno de los resortes operativos claves de Enrique Peña Nieto.

En tierras queretanas Peña Nieto ha realizado reuniones tan productivas como discretas, en las cuales se han fraguado amarres políticos y acuerdos para empujar la economía nacional y buscar solución al problema de la inseguridad. Por eso el lugar de Calzada Rovirosa en el eventual gabinete de Enrique Peña Nieto, a menos que los imponderables lo ubiquen en otra posición igual de estratégica, es una de las apuestas más seguras en este tiempo de especulaciones gabinetológicas.

Pero sucede que la SCT se ha convertido en el nido donde se incubó una de las problemáticas de mayor grado de dificultad operativa y mediática en el gobierno de Felipe Calderón.

Confiado y omiso, Calderón se atrevió a dejar la SCT inicialmente en manos de uno de los políticos más improbos y tenebrosos que tiene el sistema como Luis Téllez. Aguantó hasta que la entonces subsecretaria del ramo y hoy diputada electa por el PRD, Purificación Carpinteyro, lo desnudó a través de grabaciones y acusaciones documentadas, de la deslealtad de Téllez al presidente y de sus inconfesables ambiciones.

Luego vino un grillo panista, que de Comunicaciones y Transportes no sabía nada, como Juan Molinar Horcasitas y terminó por dejar peor de enredado el asunto de cómo lo recibió. Calderón por fin acertó a designar a un elemento capaz, ordenado y honesto que conoce el tema como es Dionisio Pérez Jácome.

Pero resultaba una tarea imposible de cumplir reordenar totalmente a la SCT de Calderón, Téllez y Molinar. Pérez Jácome empezó a poner, en lo que pudo, orden en los asuntos más delicados de la dependencia. Se prosiguió con el programa carretero; se buscaron mejores planteamientos para la reforma en ese importante sector de nuestro desarrollo económico y social. Pero allí estaban personajes corruptos y siniestros como Monny de Swan, que ha hecho de la COFETEL una extraña combinación de La Torre de Babel con la Cueva de Alí Baba y los 4 mil ladrones.

Hace unos días Dionisio Pérez Jácome, con unos fundamentos muy sólidos, que resaltaron incluso su vena nacionalista, decidió rescatar la banda ancha 2.5 Ghz que estaba casi en más del 80% en poder de Joaquín Vargas Guajardo, dueño de MVS y, por los últimos datos que han salido a flote, virtual presta nombre del hombre más rico del mundo, Carlos Slim Helú, a través de la empresa Dish, prestadora de servicio de TV por cable.

La medida de sometimiento que tenga  Vargas Guajardo con respecto a Carlos Slim es lo de menos. Lo básico, para desenredar este pesado y multimillonario conflicto de intereses, es que se tiene que considerar que MVS es la careta de Slim para ganar la banda ancha y acceder de modo inmediato a la famosa “cuádruple play” con todas las consecuencias sociales, políticas y económicas que ello implica.

Tampoco es pretexto la defensa de la libertad de expresión arguyendo un capítulo ya resuelto. Cuando la conductora Carmen Aristegui comentó sobre el presunto alcoholismo del presidente Calderón, situación que de ser efectiva no le ha impedido cumplir con sus altas obligaciones, la cancelaron unos días. Se alborotó el mundillo de la comunicación y Aristegui regresó a su programa de radio en MVS dándose por concluido el episodio.

Pero ahora la gran pregunta en materia de la SCT es la siguiente: ¿Mandará Enrique Peña Nieto a uno de sus mejores amigos y operadores como José Calzada Rovirosa a cumplir una tarea que será de un desgaste mediático muy fuerte?

Los especialistas ya opinan que no será así. Calzada Rovirosa podría ser el próximo secretario de desarrollo social y Dionisio Pérez Jácome el funcionario que termine lo que empezó.

Para Enrique Peña Nieto, Carlos Slim Helú, convertido en un factor de medios de comunicación, equivaldría a una recomposición en la correlación de fuerzas de los llamados poderes fácticos. A corto plazo significaría un escenario ampliamente favorable al empresario de origen libanés como poseedor de un instrumento que pudiera condicionar a Peña de muchas maneras. Y eso considerando que ya de por sí los poderes fácticos actuales son un problema para el gobierno.

Primer imponderable para EPN en el proceso de conformación de su gabinete: ¿El rescate de la banda 2.5Ghz y las ambiciones medio disfrazadas del poderoso Carlos Slim sacrificando a José Calzada?.