“El futuro tiene muchos nombres.

Para los débiles es lo inalcanzable.

Para los temerosos, lo desconocido.

Para los valientes es la oportunidad.”

Víctor Hugo

 

Tanto los seres humanos como las instituciones tenemos la obligación de relacionarnos con el futuro si es que queremos realizar operaciones que vayan más allá del momento presente, es necesario que las sociedades e instituciones guarden un trato inteligente con su futuro, las disposiciones colectivas como la previsión y la anticipación, o emociones públicas como la esperanza y el temor, los deseos y las expectativas deben estar articuladas de una manera razonable para no convertirse en desconfianza y fracaso.

Hace casi dos años la reforma constitucional en materia político electoral, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014, así como la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales “LEGIPE” publicada el 23 de mayo de ese mismo año fueron herramientas con visión de futuro, los legisladores previeron y se anticiparon a la descomposición prematura de un sistema electoral que hoy en día todavía tiene mucho camino por recorrer. A partir de esa reforma, a los diferentes institutos, consejos y comisiones electorales estatales se les llama en su conjunto Organismos Públicos Locales Electorales “OPLEs”.

Entre el INE y los OPLE´s existe una relación totalmente regulada por el derecho, con una clara división de atribuciones, facultades y obligaciones paralelamente, existe como he dicho en anteriores ocasiones, una coordinación sin subordinación.

La Dra. María Marván Laborde en su artículo publicado el 21 de enero de este 2016 (http://m.excelsior.com.mx/opinion/maria-marvan-laborde/2016/01/21/1070149) dice que la reforma de 2014 inició con el propósito de eliminar a los organismos locales para que el nuevo Instituto Nacional Electoral fuera la única institución administrativa que organizara elecciones y que al final quedó el esquema híbrido que hoy tenemos. Dice la Doctora Marván, que se trataba, entre otras cosas, de impedir que los gobernadores influyeran en la conformación de los consejos, pero también afirma que esto solo se logró parcialmente; aseverar que este objetivo solo se cumplió parcialmente es dar por hecho que en algún momento o para algunos casos los consejeros del INE cedieron a las presiones recibidas y por consecuencia sí hubo injerencia en las designaciones de los consejeros electorales estatales; aquí me atrevo a no estar de acuerdo con tan distinguida catedrática, muy lejos quedaron los tiempos de las designaciones discrecionales, hoy en día todas estas designaciones son resultado de un concurso público reforzado con un alto grado de transparencia.

En su texto, la Doctora Marván cuestiona: ¿Debemos pasar, de una vez por todas, a la desaparición de las autoridades locales? y nos dice que la respuesta a esta interrogante será determinada por el comportamiento de los institutos locales y sus respectivos consejeros en los procesos de 2016. Ante esta propuesta de “solución” ya hay quien se empieza a frotar las manos solo por el gusto de ver fracasar este gran proyecto llamado Sistema Nacional Electoral.

La propuesta es seguir trabajando mediante mecanismos de coordinación y fortalecer la autonomía de los OPLE´s, seguramente habrá algunos ajustes donde resulte necesario hacerlos, pero de ahí a pensar en desaparecer a 32 instituciones sería un fuerte golpe a la figura del federalismo en nuestro país.

El Artículo 98 de la LEGIPE señala que los Organismos Públicos Locales están dotados de personalidad jurídica y patrimonio propios; gozan de autonomía en su funcionamiento e independencia en sus decisiones. Las percepciones políticas que custodian el actuar tanto del INE como de los OPLE´s son, en conjunto, contrarias e incompatibles con formas autoritarias, no plurales, centralizadas o concentradoras de poder.

El INE como Institución rectora de la materia electoral a nivel nacional debe emitir -y así lo ha hecho, los procedimientos, lineamientos o cualquier otro instrumento jurídico mediante los cuales se dicte las directrices y parámetros que deben seguir todos los OPLEs a fin de homogenizar las actividades y el actuar en materia electoral.

Es importante situar el futuro de los OPLEs en un lugar privilegiado dentro de la agenda electoral así como en la vida democrática del país y que este futuro gane entre otras cosas, peso político; es por ello que hoy se tiene la gran responsabilidad de defender a todos estos organismos públicos con bases sólidas, fortaleciendo su identidad local como autoridad electoral, no olvidemos que nuestro sistema electoral nacional se encuentra aún en una reingeniería institucional nacional que colateralmente atañe a todos y cada uno de los Organismos Públicos Locales Electorales.

Cada uno desde su trinchera ha trabajado en pro de su propia identidad y siguen día a día formando su personalidad; recordemos que la imagen de cualquier institución se constituye no sólo por el contexto real y objetivo, sino por el imaginario y sustantivo, es decir, el de las percepciones que existen como referentes de algo. Es bien conocido que las personas tienden a crear una concepción propia con base en factores no siempre directos, sino muchas veces indirectos. En este caso, el conocimiento directo que sería lo netamente electoral pasa a segundo plano y se construyen idearios con base en la opinión de terceras personas o de fuentes secundarias. Se puede decir que la construcción de la percepción es resultado de una cadena informativa alimentada por innumerables factores: noticiarios, comentarios de amigos o familiares, experiencias propias, obra editorial y hoy en día la gran herramienta para este fin pueden y deben ser las redes sociales, por mencionar algunos.

En la Psicología, el concepto de personalidad hace referencia a una organización dinámica, que designa al conjunto de características de una persona. Hay dos aspectos inherentes al concepto de personalidad: distinción (diferencia entre un individuo de otro, o de un estado a otro para el caso concreto) y persistencia (constancia, permanencia y congruencia del comportamiento, que mantiene relativamente estable la personalidad, a través del tiempo). Ambos aspectos resultan de vital importancia en el proceso de construcción de la identidad; a lo largo ya de casi 20 años de existencia, los organismos locales cuentan presencia, personalidad e identidad propias.

Que no nos haga crisis el término “a maiori ad minus”, no veamos a los OPLEs como tema problemático ni busquemos el absolutismo en el INE; ambas figuras, tanto la nacional como la local, requieren fortalecerse más allá de lo temporal en lo espacial, que la aceleración del tiempo electoral no dificulte la percepción ni la anticipación.

En un artículo de Rodolfo Torres publicado en “la Crónica” el pasado 24 de enero (http://www.cronica.com.mx/notas/2016/941251.html) dice que necesitamos más y no menos institucionalidad en todo el país. Por ello aplica, a quienes con inapropiadas razones buscan la desaparición de los OPLEs: “No hacer cosas malas que parezcan buenas”.

En lugar de andar sugiriendo o pronosticando su desaparición, trabajemos para fortalecer y blindar la autonomía con que cuentan los OPLEs; a la medida que ejerzan sus facultades y tomen decisiones propias en el marco de sus propios principios rectores se fortalecerá en su conjunto el Sistema Electoral Nacional, el cual debe administrarse sin intervención ni influencia externa.

Como siempre, se agradecen sus comentarios vía twitter a @dgv1968