Las preguntas que todo el mundo hace:
1.- A Javier Duarte lo persiguen ¿por qué ganó Miguel Ángel Yunes, del PAN, la gubernatura de Veracruz?
2.- Al otro Duarte, César, se le meterá a la cárcel ¿por qué ganó Javier Corral, del PAN, la gubernatura de Chihuahua?
3.- A Roberto Borge se le aprehenderá ¿por qué ganó Carlos Joaquín González, del PAN, la gubernatura de Quintana Roo?
4.- A Rodrigo Medina se le acusa penalmente ¿por qué ganó el independiente Jaime El Bronco Rodríguez la gubernatura de Nuevo León?
5.- ¿Los gobernadores priistas no persiguen a nadie?
6.- ¿No debería Alejandro Murat, gobernador priista de Oaxaca, perseguir a su antecesor, el perredista Gabino Cué?
Para que no quede duda de que el PRI combate la corrupción no basta con que la PGR se ponga las pilas persiguiendo ex gobernadores delincuentes como Duarte, el veracruzano, ni tampoco con la voluntad del presidente Enrique Peña Nieto de limpiar lo que está sucio.
Para que el PRI sea creíble en el tema de la lucha anticorrupción sus gobernadores, como el señor Murat, tendrían que hacer algo para castigar los excesos de los que gobernaron antes que ellos.
¿No se suponía que Cué permitió las peores fechorías en el gobierno de Oaxaca? ¿Era solo una frase de campaña? ¿Está en la naturaleza de los priistas jamás ver hacia atrás? ¿Pactó el PRI con Gabino?
De lo que haga Murat depende la credibilidad del PRI. Pero, hasta el momento, no parece interesado en hacer nada relacionado con la corrupción de quien estuvo antes que él al frente de la administración publica oaxaqueña.