Hay tantas cosas que descubrir día a día que me resulta increíble no haberlas conocido antes, el hecho de saber que por tiempos milenarios ha sido ostentar por siempre el poder por el poder, bajo la sumisión del dinero, que resulta un juego perverso para las masas. Los pocos privilegiados que nacen en familias que van heredando el poder, no es que sean malos, ni que los que nacemos en clases menos privilegiadas seamos buenos, pero los que mantienen el poder, la clase dominante, se encargan de marcar las diferencias entre una clase y otra, al poner adjetivos para dividir. Pocos y pocas han logrado encontrar el balance entre los dominantes y los dominados, desde un principio han visualizado el pasar a la historia por ser proveedores y defensores del pueblo, enfrentándose a un círculo de poder que lo último que desea es eso, porque al final de cuentas quienes tienen el poder son los que tienen el dinero, por más que nos quieran dorar la píldora de que no es verdad.

Deconstruir estos patrones no es nada fácil; al final de cada civilización se van modificando algunas conductas o formas de relacionarse entre la humanidad, pero siempre terminará por imponerse la lucha de egos y poder, entonces, ¿qué esperamos los simples mortales, como podemos ser parte de la historia? La respuesta la encontrarás en lo que leas, en tu interior, en tus sentimientos, en el lado espiritual que practiques, no me refiero a una religión en sí, sino al amor por el bien común, por la humanidad y esto solo se puede lograr estando en posiciones de poder, siendo fuertes, decididos, sabiendo que lo que se pone en juego es la propia vida, sólo así se podrán lograr grandes cambios y un legado que perdurará a través del tiempo, tomando dos rumbos solamente; como una persona que hizo el bien común o como alguien que solo sirvió como la gran mayoría de poderosos a una clase que nació privilegiada.

Te invito a reflexionar y a que fomentemos la lectura, los mexicanos estamos en la lista de las personas que menos leemos y si damos una mirada al pasado, nos daremos cuenta de que parte de lo que nos sucede día con día es porque no exigimos lo que por derecho nos corresponde; bienestar para todos con calidad de vida. Exijamos resultados y alcemos nuestra voz cuando no estemos de acuerdo en lo que hacen quienes nos gobiernan, elijamos a los próximos candidatos y no caigamos en las viejas prácticas de aceptar la imposición de candidatos indeseables. Si bien es cierto, hemos dado un gran paso para esta cuarta transformación, también es cierto que es un trabajo de todas y todos y no solo de unos cuantos que nos están representando, involucrarnos cada quien desde nuestra trinchera es lo mejor que podemos hacer para sacar adelante esta parte de la historia. Dejemos huella, demostremos que somos la generación del cambio verdadero, que todo es posible cuando nos lo proponemos, seamos tercos y persistentes, con la calidez que nos caracteriza a nivel mundial levantemos a esta gran nación que tiene tanto que aportar, recibe un abrazo fraterno.