Ay arriba y arriba

Ay arriba y arriba

Y arriba iré

Yo no creo en fronteras,

yo cruzaré, yo cruzaré, yo cruzaré.

Versos de ?La bamba rebelde?

Grupo Las Cafeteras

 

En el año 2002, a propuesta del músico e ilustrador veracruzano Honorio Robledo, entonces avecindado en la ciudad de Los Ángeles, se llevó a cabo el primer Encuentro de Jaraneros de California, evento musical que tuvo la intención de reunir a los músicos de son jarocho y que convocó en primera instancia a los veracruzanos que por diversas razones ?la mayoría económicas? habían ido a parar con los vecinos del norte.

A ese llamado se unieron los músicos, los mexicanos ?no sólo veracruzanos? que experimentaron en esta reunión musical la vuelta a una parte de su identidad y los interesados en el son jarocho, mayoritariamente chicanos y una cierta cantidad de anglosajones. Ese primer encuentro se realizó en la Plaza Olvera, el centro histórico de la ciudad de Los Ángeles cuando era tierra mexicana y que conservó, por tanto, el aspecto y la esencia de entonces, convirtiéndola en lugar emblemático para los mexicanos.

Se dice fácil, lo de hacer un encuentro de jaraneros, pero lo cierto es que se hizo con más voluntad que capacidad organizativa y con más amor al son jarocho que con experiencia en la realización de eventos culturales.

Este primer Encuentro de Jaraneros de California no le debe su éxito sólo a la nostalgia, sino que formó parte de una expansión del son jarocho, que dejó de ser sólo una tradición musical para convertirse en un movimiento social que reivindicaba origen y pertenencia a través de la música, con lo cual logró conectarse a públicos cada vez más amplios.

A ese primer encuentro siguieron otros, al mismo tiempo que el son jarocho ganaba terreno en otras latitudes, tanto así que en el año 2013 dejó de llamarse Encuentro de Jaraneros de California porque ya había habido encuentros en Santa Bárbara, San Francisco, Santa Ana y San Diego, por lo que se convirtió en el Encuentro de Jaraneros de Los Ángeles, aunque continúa siendo el de mayor dimensión y seguramente el de más importancia por varias razones. Ha reunido a personas con conceptos sólidos sobre el significado del son jarocho y la relevancia de sostener este foro, ha logrado tener un grupo de organizadores base a los que se han sumado otros en distintos años y ha conseguido, con ello, en diversas ocasiones, el respaldo de organizaciones públicas y privadas, pero manteniendo siempre el sello ciudadano.

A este encuentro llegan tanto los grupos de California como de otros lugares de Estados Unidos y siempre tienen como invitado a un grupo de Veracruz. Incluso se convirtió en una tradición rendir homenaje a un músico residente de cada país. En Estados Unidos y en México el son jarocho se revitalizó. En el Encuentro de Los Ángeles participan cada año más de una veintena de grupos, entre los que resalta el grupo Quetzal, ganador del premio Grammy en 2012.

Ser producto del esfuerzo de la sociedad civil mantuvo al Encuentro a salvo de las burocracias, pero también vulnerable debido a los vaivenes económicos. Este 2014, después de doce años de realización ininterrumpida, el Encuentro número trece, que se realizaría a mediados del mes de octubre, se canceló por razones económicas. En Veracruz, el Instituto Veracruzano de la Cultura y la Fundación FundArte, a través de Jorge Duarte, ofrecieron ayuda con el viaje del grupo veracruzano, pero era necesario cubrir gastos en Estados Unidos para los que no había recursos. Libby Harding, Columba Baruch, Adriana Delfín y Rafael Figueroa, quienes forman parte de la organización, se resisten a darlo por cancelado y han propuesto que sólo se posponga para hacerse en la primavera del 2015. Varios músicos y gente relacionada con la cultura están buscando opciones para evitar que este gran esfuerzo, con tan excelente respuesta del público, se pierda. La idea más firme es hacer en octubre ?en las fechas previstas? un Encuentro más modesto que sirva al mismo tiempo para recaudar fondos.

Este encuentro es uno de los acontecimientos musicales más importantes relacionados con la tradición del son jarocho fuera de nuestras fronteras y merece un apoyo institucional sostenido, conservando la organización ciudadana. Su realización en Estados Unidos tiene un significado social que trasciende el horizonte musical, especialmente para los migrantes veracruzanos y merece mejor destino que el de la incertidumbre o el de la desaparición.

ramirezmorales.pilar@gmail.com