Soy dueño de mi silencio y esclavo de mis palabras.

Aristóteles

 

En estilos se rompen géneros y no cabe duda que el presidente insiste en ser jocoso en su hablar. Tira la piedra y esconde la mano. Solo que al estar en su propia palestra y en su mañanera, quedan al descubierto ambas. Para presentar los avances en el aeropuerto de Santa Lucía soltó: “no con el ánimo de confrontar, pero para decir suave: tengan para que aprendan”.

Su perorata se parece mucho a cuando alguien dice: “con todo respeto, pero estás horrible”. ¿En serio? ¿para qué sirve el “con todo respeto”? Solo para escudarse en una hipócrita cortesía, para acto después soltar el veneno. Para eso mejor guardar silencio. Algo parecido pues, si algo está haciendo bien, no es necesario subrayarlo de esa forma. Increíble que sus logros los tiene que volver tema de encono en lugar de demostrar que se puede trabajar de manera conjunta.

 

¡Qué bueno que la construcción de Santa Lucía vaya rápido!, pero ¿a qué costos? Porque son muchos. Empezando por desviar de su misión al ejército mexicano. Sí, pueden construir aeropuertos, puentes, carreteras, etc., pero su objetivo principal radica en brindar protección y seguridad a los ciudadanos, no en construir obra pública. Ahí, se conocen los resultados.

Sin licitación de por medio (constante de la 4T) no sabremos si la manufactura de la obra está a buen precio o si se hubiera conseguido otro mejor. Lo cual también afecta la confianza en las formas y modos de realizar la obra pública por parte del gobierno.

Tirar el dinero a la basura, dada la opinión de expertos internacionales.

 

Sin estudios de viabilidad, de aeronáutica, con muchas dudas y más preguntas, sin licitar absolutamente nada, con pleitos aún por los terrenos tomados (pero aún sin expropiar, y muchas interrogantes de los expertos sobre Santa Lucía, se enumeran aquí algunas de ellas:

La última, dicha por Luis Felipe de Oliveira, director de ALTA (Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo), en su reunión anual celebrada este año en Brasilia. Quien considera que dicha decisión también afectará el crecimiento de América Latina, dado que México es el 2° mercado de la región, cualquier efecto negativo que nos suceda, tendrá un nuevo efecto “tequila” en América Latina.

La IATA por medio de su presidente Alexandre de Juniac, considera que Santa Lucía es inviable por la orografía y nula conectividad. Él considera que la mejor opción sería Texcoco y Toluca.

Del MITRE (la autoridad en la materia) del MIT, se pronunció en contra de Santa Lucía, lo mismo que la CANAERO, la OACI, el Colegio de Pilotos, etc.

Los únicos que se pronunciaron a favor, fueron la francesa NavBlue, pero que no se olvide que recibió 6 millones de dólares por parte del gobierno federal y los interesados de la 4T.

Los directores de las aeronáuticas: Coapa, Mexicana y Latam también expkicaron porque Santa Lucía es una mala idea.

 

Toda frase puede volver a ser usada. Algunas veces, regresa como bumerang contra quien la pronunció y le demuestra lo fácil que es prejuzgar o molestar con la misma. Otras, sirve de acicate para demostrar la fuerza o intención de quien se siente aludido. También a veces demuestra la futilidad de la misma y se vuelve un grito de protesta para señalar las fallas de quien la pronunció. Como ejemplo tenemos “el me canso ganso”. El caricaturizar al presidente como un ganso cansado es viral. No se recuerda a Andrés Manuel por sus proyectos o propuestas (más allá si son plausibles o posibles), pero sí porque se le asemeja con una frase que él mismo pronunció.

 

La decisión tomada en Culiacán brinda “frutos” en otras partes del país, donde los delincuentes ya conocen el camino. No importa lo que hagan, el Estado les da carta blanca. Los militares y demás miembros de la seguridad nacional, deben solo observarlos, pues no pueden ni siquiera enfrentarlos.

Lo anterior, es apenas la punta del iceberg de un gobierno que quiere hacer todo al revés (y no se puede ni le sale). El ejército está concentrado en alzar una construcción, en lugar de tener la fuerza y la tropa necesaria enfrentando criminales.

Los delincuentes cobran impuestos (que no entran a las arcas nacionales); la oposición no existe, el gobierno actúa como oposición (y ya no estamos en campaña) y, por último , el ciudadano sigue perdiendo su condición de serlo. Es momento, que el presidente tome en cuenta todo lo que pasea en el país y con ello aprendiera que ya no puede/debe dividir.

 

Entienda que Santa Lucía es el capricho más caro del universo (y que no será rentable) y procure recordar que el ser presidente de la nación significa unir, subsanar heridas; no seguir dividiendo, lastimando erosionando la quebrada unión de todos los mexicanos.