“Porta Gatell cubrebocas en informe de Sheinbaum”. Voy a comentar esta nota de Reforma.

¿Quiso el diario propiedad de Alejandro Junco de la Vega amarrar navajas? Probablemente, sí. Esta vez, por cierto, bien amarradas para que cortaran bastantito la arrogancia del famoso rockstar de la epidemiología, Hugo López-Gatell.

Creo que nunca habíamos visto un ascenso en popularidad más acelerado que el de don Hugo. De ser un perfecto desconocido en unos cuantos meses se transformó, por obra y gracia del presidente AMLO, en una celebridad.

Lo anterior ha sido bueno para López-Gatell, pero malo para México. Andrés Manuel le dio el control de la estrategia contra los efectos muy dañinos del covid y, en mi opinión —y en la de muchos— lo hizo muy mal.

Sobre todo, resultó catastrófico que durante tanto tiempo se negara a recomendar el uso del cubrebocas.

Se evitó una desgracia mayor porque hubo gobernantes locales, destacadamente Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, que no solo diseñaron y ejecutaron campañas para invitar a la gente a no quitarse la mascarilla, sino que predicaron con el ejemplo, aun corriendo el riesgo de molestar al presidente López Obrador, quien incomprensiblemente ha aplaudido todo lo expresado por López-Gatell, en particular lo relacionado con el cubrebocas.

Gatell —cito a Reforma— “portó cubrebocas durante su asistencia a un informe de acciones de covid-19 de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno”.

√ La mascarilla “fue un requisito general para el ingreso al evento”. Es decir, o López-Gatell se la ponía o no entraba.

√ “López-Gatell se ha pronunciado en ocasiones anteriores en rechazo de la utilización de cubrebocas y en un menor número de eventos lo ha utilizado”.

√ “Mientras Sheinbaum ha llamado a utilizar el cubrebocas en sitios públicos y ha promovido campañas para ello, el subsecretario federal ha resistido su recomendación y uso”.

√ “El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que López-Gatell no se lo recomienda y que por eso no lo utiliza”.

En México —supongo que lo mismo ocurre en otras partes del mundo—, a las personas dedicadas a la política que participan en el mismo equipo les da por reunirse en público cuando los medios detectan diferencias entre ellas.

Supongo que la idea de que Gatell acompañara a Sheinbaum obedeció a la clásica acción que a nadie convence de aparentar unidad. Qué bueno que no haya pleito entre el rockstar de la epidemiología y la muy seria jefa de gobierno capitalina. Pero, conflicto o no, en los eventos de Sheinbaum el cubrebocas es obligatorio, y hasta el médico con posgrado en la universidad Johns Hopkins se lo pone o se retira. Porque una cosa es que lo consienta en todo el presidente AMLO y otra que el resto de la humanidad siga al pie de las letra las necedades del epidemiólogo.