Héctor de Mauleón, en El Universal, narra la historia de una niña con serios problemas de salud. Algunos medicamentos han dejado de funcionarle o le han producido alergias y los sustitutos son impagables para la familia.

Conozco ese drama. No puedo evitar mencionarlo porque se trata de la peor situación de mi vida, el mayor golpe, el más grande insulto que alguien puede recibir. Porque la enfermedad ofende y lastima no solo a quien la sufre directamente, sino a las personas saludables que la tienen enfrente un día sí y otro también

¿Más de 700 mil pesos por un solo tratamiento? Algunas paquetes de simples inyecciones eso cuestan y los hay aún más caros. Nunca el sistema de salud mexicano ha podido financiarlos. No tiene recursos, punto. Por cierto, en muchos países ricos los medicamentos tan costosos no se ofrecen en los hospitales públicos. Sé de lo que hablo.

La peor experiencia para un padre o una madre es un niño en la familia enfermo de gravedad o de una de las llamadas “enfermedades raras”; sí, las que nadie conoce y los médicos tratan por aproximaciones, por prueba y error, algo no pocas veces dolorísimo.

Es terrible. El padre de la menor, dice De Mauleón en su columna, por fortuna podrá llevarla a Suiza a buscar opciones. El abuelo de la niña nació en ese país e intentará que allá se le ayude. De todo corazón les deseo suerte.

Conozco bastante de enfermedades infantiles y juveniles graves y hasta raras porque las he tenido cerca durante ya demasiado tiempo. Entiendo la desesperación de la familia y puedo imaginarme que sus integrantes recurrieron a un periodista más o menos conocido e influyente como De Mauleón para contarle el caso con la esperanza de que, por el solo hecho de difundirlo, alguien se acerque a apoyar a la niña. Ojalá sobre ayuda, sobre todo económica, que nunca es suficiente.

Lo que me parece inaceptable es el amarillismo excesivo del columnista de El Universal: “El gobierno de AMLO la abandonó”, a la pequeña, sí. Como si antes todos los casos complejos que llegaban al sector salud se hubiesen atendido con la eficiencia —y pagando los elevadísimos costos— de la medicina más sofisticada de Europa y Estados Unidos. No ocurría así, lo sabemos. Peor aún, había corrupción excesiva en los hospitales públicos de todos los niveles.

El intento de limpiar el sector salud ha afectado a empresas que ganaban muchísimo dinero vendiendo medicinas —que a veces ni siquiera se entregaban— al gobierno. Como se les ha acabado el negocio porque se intenta hacer las cosas de diferente manera, han lanzado una brutal campaña de desprestigio a la nueva estrategia. Campaña abiertamente fascista en la que participan periodistas sin escrúpulos como el señor De Mauleón, quien no ha dudado en culpar abiertamente a un hombre honesto como Andrés Manuel del drama de una niña.

No se vale usar a los menores que sufren como arma de ataque en la lucha política. Se necesita no tener madre para atreverse al llegar a tanto.

La rifa

Sabemos, por la encuesta AMLOVEmetrics de SDP Noticias, que casi 4 de cada 10 mexicanos estarían dispuestos a comprar un cachito para la rifa del avión presidencial.

Sabemos, por la encuesta de El Financiero, que casi 6 de cada 10 mexicanos no están de acuerdo con la rifa de la aeronave comprada por Felipe Calderón y que solo usó Enrique Peña Nieto.

Son los nuevos tiempos. Nos enteramos de lo que pretende hacer el gobierno con suficiente anticipación y podemos discutirlo, apoyarlo, rechazarlo, medirlo, convertirlo en memes...

Me pregunto si los defensores de que AMLO no venda la ostentosa aeronave conocieron la intención del gobierno de Calderón de adquirirla con suficiente tiempo como para intentar influir en la toma de la decisión. ¿Hubo en su momento encuestas para saber si la gente quería o no que se comprara para uso exclusivo del presidente de México uno de los aviones más caros del mundo? ¿La mayoría estaba de acuerdo con eso? ¿Cuántas personas habrían rechazado tal locura si hubieran sido consultadas?

No hay respuestas a las anteriores preguntas porque las cosas en el gobierno se hacían en lo oscurito, sobre todo las relacionadas con el confort, el lujo, la vida de ricotes que se daban quienes encabezaban el poder ejecutivo. Que no se nos olvide.