No es difícil leer adecuadamente los medios informativos. Al hacerlo uno sabe de inmediato quién da conocer la información. Es lo más obvio. En este caso se trata de Carlos Loret de Mola, primer mosquetero, periodista conocido por su participación durante años en medios de comunicación electrónicos tradicionales, esto es, radio y TV.

Por cierto, en sus tiempos de formación y consolidación como estrella mediática fue muy poco crítico. Inclusive se le consideró, a lo largo de varios gobiernos, como cercano al poder, lo que no es criticable en sí mismo: es una decisión personal elemental que se respeta. Hoy, en el cambio radical de régimen que ha puesto en marcha el presidente AMLO —con cuyo proyecto se puede democráticamente estar de acuerdo por completo, solo en parte o en absoluto desacuerdo—, el señor Loret ha decidido formarse al lado de quienes se oponen al actual gobernante de México. Es su derecho, y qué bueno que lo ejerza.

Loret sigue en algunos medios tradicionales pero le falta la fuerza de difusión de la TV. Ha decidido emprender una compañía de comunicación basada en internet. Está creciendo su negocio, pero por sí mismo no avanza aceleradamente. Entonces, en vez de pacientemente tomar la ruta larga y muy complicada de la independencia empresarial, ha decidido buscar aliados de mayor tamaño, que le ayuden a subir la cuesta del arranque. Encontró uno importante en el diario El Universal, el segundo mosquetero que difunde entre su amplio público todo lo que Carlos Loret publica en Latinus, normalmente contra Andrés Manuel López Obrador. Anoche, por ejemplo, Loret dio a conocer una supuesta irregularidad en contratos otorgados por Pemex a una prima de AMLO, y rápidamente el periódico de Juan Francisco Ealy Ortiz —en mi ipinión molesto con la 4T porque ha perdido los enormes de contratos de publicidad que tenía con el gobierno— le dio mucha relevancia a la nota. No sé si la tenga, es decir, si es correcto lo afirmado por Carlos Loret, pero El Universal hizo el escándalo. Felicidades.

Por cierto, en el programa de internet en el que Loret presenta la denuncia, que deberá ser investigada por el gobierno de López Obrador, la mayor parte de tiempo, por mucho, el periodista la dedica a una entrevista de promoción de uno de los rivales de la 4T, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco. Este es el tercer mosquetero.

Después de eso, apareció el cuarto mosquetero, Felipe D'Artagnan Calderón. El esposo de Margarita Zavala, cuyo gobierno se ha visto muy manchado porque hoy se sabe que entregó su gobierno al narco, vía Genaro García Luna (nombre siempre ligado al de Carlos Loret por viejas hazañas mediáticas), sí, el estrategia contra la violencia de Calderón que trabajaba para la mafia de Sinaloa, según los fiscales de Estados Unidos. El hecho es que sin esperar a ver si tiene fundamento, o no, el reportaje de Loret, Calderón se metió a juzgar a la prima de AMLO señalada por el periodista, lo que dio a El Universal otra nota.

Creo que está claro el asunto. En la política y los medios todos los perros tienen dueño. Los propietarios de esa nota contra Andrés Manuel —que no contra su prima— son los mismos de muchas otras informaciones diseñadas y difundidas para dañar al presidente de México: Alfaro, Calderón, El Universal. Desde luego, Loret hace lo que más le conviene al publicar lo que le filtran. Bien por él, avanza en su negocio.