El Financiero cuenta en sus páginas con la participación de muy buenos y muy malos columnistas. Entre los que valen la pena —quizá sea el mejor en tal periódico— está Darío Celis, normalmente un hombre bien informado.

Pocas veces dudo de la información que proporciona el señor Celis, quien hace su trabajo con seriedad y profesionalismo, es decir, investiga antes de publicar algo.

El pasado 19 de diciembre de 2020 simple y sencillamente no me pareció verdadero lo que alguna de sus fuentes le contó: que Andrés Manuel había sido uno de los primeros mexicanos en vacunarse, ¡y con la vacuna china! Cito a Celis:

√ “El 30 de octubre… se echó a andar el andamiaje de la vacuna por la que apuesta la 4T: la CanSino. Aquí llegaron 15 mil dosis de prueba”.

√ “Hasta ahora seis mil mexicanos han participado en la Fase 3”.

√ “Entre ellos funcionarios del servicio exterior. El presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard, así como su círculo más cercano, serían partícipes ya de esa prueba”.

√ “Justo cuando la CDMX y el Estado de México regresan al semáforo rojo y se decretan 23 días de paro de actividades no esenciales, AMLO intensifica giras rompiendo la sana distancia. Tan seguro se siente…”.

El día que Darío Celis publicó lo anterior le comenté por WhatsApp que me parecía falsa la información. Él simple y sencillamente me dijo que sus fuentes eran de Palacio Nacional y no discutimos más las cosas.

Contagiado Andrés Manuel en la actualidad, queda claro que sus fuentes le fallaron al señor Celis.

Otra posibilidad, bastante remota, sería que falló la vacuna china, que en las pruebas dio malos resultados en personas de más de 55 años de edad, que es el caso de Andrés Manuel.

(Ojo con ese dato, señores de la 4T: por lo que se sabe, la vacuna rusa que tanto les entusiasma ahora mismo, no parece recomendable en gente de edad avanzada. Yo no me la voy a poner, a menos que Alemania demuestre que es eficaz. Menciono a Alemania porque Angela Merkel se comprometió con Vladimir Putin a analizar la posibilidad de fabricar conjuntamente vacunas, dado que Rusia no tiene capacidad de manufactura; pero esto ocurrirá si, y solo si los científicos alemanes demuestran que verdaderamente es eficaz el producto ruso, algo que está por verse).

El hecho es que cuando llegó a México el primer cargamento de una de las vacunas más avanzadas, la de Pfizer, Andrés Manuel pudo haber sido el primero en vacunarse. No lo hizo. ¿Por qué? La respuesta en un tuit de Epigmenio Ibarra, escritor y productor de cine y y TV, amigo del presidente López Obrador y él mismo  también dañado por el coronavirus:

Nadie habría criticado a Andrés Manuel si, como otros líderes mundiales, hubiera sido el primero en vacunarse. No lo hizo, prefirió formarse en la fila y esperar su turno. El virus lo alcanzó antes de que le tocara la inmunización. Es el costo a pagar cuando no se está en el gobierno para obtener ventajas en relación al resto de la sociedad. Solo un hombre con valores éticos actúa de esa manera. Digo, entonces, como Epigmenio lo que he repetido tantas veces desde 2006: ¡Es un honor estar con Obrador!