La frase original, que he alterado, me parece que es de un poeta inglés —al menos es lo que leí en internet—, Roger Wolfe, quien vive en España y escribe en castellano: “Periodismo: lanza la mierda y lávate las manos”. En la edad del coronavirus algunos periodistas se divierten aventando caca todos los días; con cubrebocas, sí, porque es lo correcto, pero sin lavarse porque con tanta suciedad no tiene sentido.

Hoy la portada del diario Reforma se pasó. Me molestó la imagen de una enorme mascarilla que ocupa casi la cuarta parte de su primera plana solo para festinar que en México ya hay 40 mil 400 muertos por Covid. Un insulto a los fallecidos, verdadera mentada de madre a sus familias y, de plano, un amarillismo extremo que no tiene la intención de cuestionar al gobierno acerca de su estrategia para combatir la pandemia, sino que se ha realizado para dañar, golpear, perjudicar. Indigna que se use como arma de ataque político el sufrimiento de tantas personas.

Muchos hemos criticado lo que pensamos se ha hecho mal en este tema, y habrá que seguir haciéndolo. Pero no así. No tan miserablemente. No ofendiendo a las personas que han perdido la vida, que merecen respeto.

En fin, no podía esperarse otra cosa de un gran diario que inexplicablemente entregó su dirección editorial a un activista fanático de la derecha, Juan Pardinas, quien hará lo que pueda y mucho más para dañar a un proyecto político de izquierda.

Al presidente López Obrador no le afectará en términos de su aprobación, pero este no es el punto a destacar. Lo triste es el amarillismo absurdo, inmoral. Más triste aún en un periódico que ha sido ejemplar en muchas situaciones, en otros tiempos. Una pena, señor Junco de la Vega. Realmente triste la decadencia de un extraordinario medio de comunicación.