Entonces Anum y Enlil me designaron a mí, Hammurabi, príncipe piadoso, temeroso de mi dios, para que proclamase en el país el orden justo, para destruir al malvado y al perverso, para evitar que el fuerte oprima al débil, para que, como hace Shamash Señor del Sol, me alce sobre los hombres, ilumine el País y asegure el bienestar de las gentes<br>

Tomado de la introducción al Código de Hammurabi

En el Código de Hammurabi se incluyen dos artículos, el 224 y el 225, que regulan la actividad de los veterinarios, encargados de cuidar a los bueyes y a los asnos en aquella época

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Hombre de leyes y de códigos, el magistrado electoral José Luis Vargas entenderá que es justo aplicar a su caso algunas reglas del viejo Código de Hammurabi, sobre todo en lo referente a lo que le debemos —o nos debe— la persona que lo trata, o que con urgencia debería tratarlo, por sus evidentemente muy graves problemas emocionales.

El diario Reforma ha exhibido su riqueza, que podría ser legítima, pero que según el rotativo de la familia Junco no lo es. Lo que llama la atención es el recurso de defensa que el magistrado Vargas ha usado en sus redes sociales: lo atacan porque impidió un complot de la ultraderecha contra la 4T que se iba a desarrollar en Alemania, en el que desde luego participaría el ajonjolí de todas las confabulaciones de estos tiempos, Claudio X. González.

Tal defensa solo puede plantearla alguien muy buey o muy burro, una de las dos —o las dos.

Entonces, ni hablar, a su médico hay que recompensarle o castigarle en los términos del Código de Hammurabi aplicables a los veterinarios:

Párrafo 224 del Código de Hammurabi: “Si el médico de animales ha tratado a un buey o un asno de un mal grave, el dueño de dichos animales dará al médico, a título de salario, un sesto de ciclo de plata”.

Párrafo 225 del Código de Hammurabi: “Si el médico de los animales ha tratado a un buey o un asno de un mal grave y ha originado su muerte, pagará la cuarta parte de su precio al dueño del buey o del asno”.

Una de dos: o el médico del magistrado debe pagar a los ciudadanos —no sus dueños, sí sus patrones— por la buena atención dada al paciente, o de plano el médico debe compensar al pueblo de México con la cuarta parte de lo que valga el ya famoso juzgador electoral.

Habrá que convocar a una junta de peritos para aclarar la situación.