Celebrar y festejar son sinónimos. Normalmente, uno celebra o realiza un acto festivo, dice el Diccionario de la lengua española, “por algo que lo merece”.

La celebración implica la reunión de muchos. Celebrar viene del verbo latino celebrare, que se deriva del adjetivo celeber, que significa "concurrido, frecuentado, numeroso y abundante y era el antónimo de desertus (desierto, abandonado)".

Como están prohibidas las reuniones, festejemos solo en internet que este domingo el subsecretario Hugo López-Gatell ha anunciado menos de la mitad de los muertos por Covid-19 que en los cinco días precedentes.

Hoy se han contabilizado 132 defunciones. Veamos las registradas en los días anteriores:

√ 353 muertos el martes 12 de mayo.

√ 294 muertos el miércoles 13 de mayo.

√ 257 muertos el jueves 14 de mayo.

√ 290 muertos el viernes 15 de mayo.

√ 278 muertos el sábado 16 de mayo.

¿Esta es la luz al final del túnel de la que hablaba la esposa de Andrés Manuel López Obrador? 

Ojalá así sea. Tenemos el derecho a ser optimistas, pero con realismo. Y es que de ninguna manera estamos ni siquiera cerca de la victoria contra la pandemia —venceremos solo con una vacuna o con medicamentos específicos—, pero lo cierto es que poco a poco los científicos y los médicos han ido encontrando maneras creativas de evitar que las muertes se multipliquen.

Si hacemos las cosas bien, entraremos pronto en la nueva normalidad que necesita nuestra economía para volver a ofrecer empleos. El riesgo mayor sigue siendo toda esa gente que no se toma en serio la necesidad de permanecer suficientemente alejada de los extraños.

Representa una buena noticia que el gobierno vaya a inspeccionar, por sorteo, si las empresas con actividades no esenciales están obedeciendo la orden de permanecer cerradas durante la emergencia. Merecerán las incumplidas que se les castigue muy severamente. La situación es delicada y no se vale jugar al vivo. No en esta terrible crisis.