La palabra diplomacia viene del griego διπλομα, que significa diploma

El diploma era un documento que la autoridad suprema de una nación entregaba a alguien para que le representara ante otro gobierno.

Los principales sinónimos de diplomacia son “habilidad, táctica, tacto, disimulo, astucia, cortesía, malabarismo, mundología, mano izquierda”.

Los más importantes antónimos de diplomacia son “torpeza y rudeza”.

En México la autoridad suprema es la mayoría de la gente que votó en 2018 por un presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Algún documento tendrá Andrés Manuel que lo acredite como titular del poder ejecutivo.

La autoridad suprema, es decir, el pueblo de México, le entregó a AMLO la presidencia del país para que realice, entre muchas otras funciones, la de representar a nuestra sociedad en las relaciones con el resto de las naciones, que exigimos sean cordiales, sobre todo si no está en riesgo la soberanía.

En su visita a Estados Unidos Andrés Manuel desarrolló, en ese sentido, un trabajo de diez.

Algunos de sus críticos no lo admiten. Como León Krauze, ayer en El Universal. Y como Carlos Loret de Mola, quien casi seguramente hoy jueves intentará ensuciar en el mismo diario el encuentro AMLO/Trump. 

(Paréntesis añadido a las 5:24 AM. Loret no decepcionó, su artículo en El Universal resultó peor que mi pronóstico sobre el mismo realizado hace unas horas, a la 1:13 de la mañana, que es cuando escribí la presente columna. Carlos no vio nada bueno en la reunión AMLO/Trump. Muy mala leche la suya, sin lugar a dudas, pero no tan echada a perder como la de Pablo Hiriart, en El Financiero, o aquella de la primera plana de Reforma. Insisto, se vale ser críticos, pero ¿caer en la obsesión de solo ver lo malo? Dan demasiadas razones para pensar que les iba de maravilla en el pasado; excluyo de este juicio al diario de la familia Junco, que me consta jamás ha buscado los privilegios otorgados por el sector público. En el caso de Reforma, la regla ha sido olvidar la objetividad porque creen sus editores que criticones tienen más lectores).

A los dos columnistas, Loret y Krauze (lo mismo que a Hiriart y los redactores de Templo Mayor, etcétera) les hubiera gustado un Andrés Manuel pelón frente a Donald Trump, es decir, antidiplomático, rudo y hasta torpe.

Está bien que busquen posicionarse como críticos del presidente López Obrador y de la 4T, pero tomar de vez en cuando una cucharada de objetividad les beneficiaría.

No entiendo por qué hombres tan inteligentes como Carlos Loret y León Krauze se niegan a ver la realidad: el encuentro AMLO/Trump resultó, contra todos los pronósticos, extraordinariamente positivo para México.

De nada sirven la experiencia y el talento si se hace periodismo con los ojos vendados.

Más serios se vieron Ciro Gómez Leyva, de Imagen TV, y Carlos Mota, de El Heraldo, dos críticos de la 4T a veces excesivamente apasionados, pero que en esta ocasión se quitaron la venda para analizar con sensatez lo que pasó en Washington:

Posdata a la Galileo

Aunque ayer se portó bastante bien, Donald Trump me sigue cayendo muy mal. De todo corazón deseo que pierda las elecciones frente a Joe Biden. No olvido todo lo que ha dicho y hecho contra México.

Seguro estoy de que cuando Andrés Manuel, con ejemplar diplomacia, reconocía el buen trato reciente de Trump hacia su gobierno y hacia nuestro país, como Galileo Galilei se repetía a sí mismo, en latín o italiano, la más bella frase de la historia: Eppur si muove..., es decir, y sin embargo el señor anaranjado sigue siendo un tipo miserable, racista y clasista, a quien por el momento hay que tratar suavecito, con toda delicadeza.

A las bestias, particularmente cuando les llega la hora final, no se les molesta.