Salvo un puñado de personas que demostraron estar dispuestas a jugarse el tipo por defender a la democracia, el país entero se metió en su casa a esperar que el golpe fracasase. O que triunfase...<br>

Javier Cercas, en  ‘Anatomía de un instante”, obra sobre el golpe militar de 1981 en España

Tiene razón el presidente López Obrador: la mayoría en México está a favor de la legalidad y, por lo mismo, no tendría futuro ningún intento de golpe de Estado.

Pero, ni hablar, distintos grupos de interés —los llamados poderes fácticos— a los que ha perjudicado la 4T están realizando ensayos golpistas. Enseguida los 10 más visibles.

1.- La emboscada a policías estatales en Aguililla, Michoacán, el mismo día —y prácticamente a la misma hora— en que el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, anunciaba que la cantidad de homicidios en México empezaba a bajar.

2.- La traición —porque eso fue: una imperdonable traición— que pocos días después de la tragedia de Aguililla, impidió en Culiacán, Sinaloa que tuviera éxito el operativo de captura de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo.

3.- El fuerte discurso contra la 4T del general Carlos Gaytán, militar ligado a Felipe Calderón.

4.- El activismo decididamente desestabilizador de Felipe Calderón y Vicente Fox, dos de los gobernantes que crearon muchos de los problemas, sobre todo en materia de seguridad pública, que hoy obstaculizan el sano desarrollo de México.

5.- La intención de un organismo empresarial de ultra derecha —la COPARMEX— de preparar cuadros políticos en el Tecnológico de Monterrey, específicamente en una de las escuelas que dirige Alejandro Poiré, sí, ex colaborador cercano de Calderón.

6.- La permanente campaña de rumores generados para difundir noticias falsas, como la de hoy sábado: que decenas de criminales en camionetas habían sitiado Tepalcatepec, Michoacán.

7.- La actitud francamente muy poco periodística —excesivamente amarillista, irresponsablemente combativa— de un sector de la prensa que no le perdona a Andrés Manuel una único pecado: haber disminuido en forma sustancial el gasto del gobierno, no solo en los medios de comunicación, sino en pagar servicios profesionales de numerosos columnistas.

8.- La forma en que empiezan a monopolizar la investigación periodística una “asociación civil sin fines de lucro” como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, financiada por algunos de los potentados que desde hace años más han combatido al hoy presidente López Obrador.

9.- La siembra de pánico de agencias financieras internacionales que insisten en pronosticar la catástrofe económica simple y sencillamente porque no entienden sobre todo tres de los hechos más positivos del nuevo modelo de desarrollo: (i) rescatar a Pemex, lo que pese a todo está logrando su director, Octavio Romero, (ii) apoyar en forma directa a tantos millones de mexicanos pobres y (iii) cancelar las condonaciones de impuestos y endurecer las normas para combatir la evasión fiscal.

10.- La manipulación, en la que evidentemente se invierte muchísimo dinero, de las redes sociales de internet —WhatsApp incluido— para manchar a la 4T y a sus dirigentes.

Algunos habíamos visto, desde los hechos de Aguililla, que estaba en marcha un plan de desestabilización; con cierto temor de ser considerados alarmistas o ingenuos, denunciamos los pequeños ensayos —que han ido creciendo en intensidad— de un Golpe de Estado en México.

No tuvo impacto lo que unos pocos diagnosticamos. Por fortuna, hoy que el propio presidente de México ha hablado de las intenciones golpistas que parecen estar empezando a manifestarse en nuestro país, quienes conspiran van a tener que pensar dos veces lo que están haciendo. Es un hecho que las oficinas de inteligencia del Estado mexicano les están siguiendo la pista. Por el bien de todos, tendrán que tranquilizarse y aprender que la política en democracia no admite proyectos desestabilizadores.