Del mito al logos y del logos al mito

“Nos gobiernan los símbolos”, dijo Alfred Korzybski. ¿Símbolos? Leí en alguna parte que para el filósofo Ernst Cassirer un símbolo solo es significativo en el contexto de un sistema simbólico, no aisladamente. Veamos.

Tratando de entender busqué en Google más información sobre los símbolos. Encontré un ensayo de dos especialistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, María Rosa Palazón Mayoral y José Luis Balcárcel Ordoñez. 

Para tales personas “el símbolo es la parte filosófica del mythos”. Palazón Mayoral y Balcárcel Ordoñez apuntan que “la filosofía contemporánea ha dado un giro enorme: regresó a los caminos de sus orígenes después de rebasar el periplo positivista-analítico. Ahora, vuelve a los mitos…”

Siempre había leído que la filosofía era el paso del mito al logos. Si entiendo bien la tesis de Palazón Mayoral y Balcárcel Ordoñez, la filosofía contemporánea es lo contrario: el retorno del logos al mito. Y este, el mito, filosóficamente se expresa en forma de símbolos.

Nos gobiernan los mitos

Si lo anterior es cierto, entonces la expresión “nos gobiernan los símbolos” significa “nos gobiernan los mitos”.

En política, al menos como la vivimos en México, los mitos y los símbolos son fundamentales. De ahí la fuerza de Andrés Manuel, que es al mismo tiempo un símbolo (el de la cuarta transformación de México) y un mito (nuestra nación había avanzado mediante tres revoluciones violentas hasta la etapa actual, en la que está en marcha la cuarta revolución, pacífica y por lo tanto definitiva: la que nos dará la justicia tan anhelada).

La oposición, para enfrentar a AMLO, decidió olvidarse de la crítica racional. Una simple frase —“yo tengo otros datos”— ha derrotado a los analistas que han tratado de guiar a los políticos opositores y que tanto han insistido en convencer a la gente de la inviabilidad de algunos proyectos de la 4T. Inviables o no, si el presidente López Obrador tiene otros datos, estos son los verdaderos.

Puede Carlos Loret de Mola insistir todo lo que quiera en que Manuel Bartlett tiene 23 casas y 12 empresas no reportadas en su declaración patrimonial; si Andrés Manuel dice que Bartlett merece su confianza, el jurado popular lo absolverá.

El PAN en busca de sus mitos y sus símbolos perdidos 

Como los argumentos nada pueden contra el mito y su símbolo, el PAN tuvo la afortunada idea, en mi opinión, de recurrir a uno de sus principales símbolos, Vicente Fox, quien personifica otro mito político: “el hombre que sacó al PRI de Los Pinos”.

No puede el panismo, por cierto, pedir ayuda a su otro símbolo importante, El Maquío Clouthier, ya que su leyenda fue cedida a AMLO —a préstamo, en el mejor de los casos— por Tatiana, la hija más popular del sinaloense que en 1989 murió en un misterioso accidente de carretera.

¿Funciona Fox todavía como símbolo y mito? Ya no mucho, desde luego. Pero era lo que tenía el panismo a la mano. El problema es que han sido numerosas las críticas que ha recibido el PAN por la reciente aparición de Fox como el adalid de la lucha contra Andrés Manuel:

1.- “¿Fox? ¿En serio?” 

2.- “Vicente Fox, 20 años después" 

3.- "No pudo con AMLO con poder, ¿podrá sin poder?" 

4.- “Un PAN sin brújula”

5.- “Pequeñez y miseria de los restos del panismo” 

No, Fox no es un símbolo poderoso. Su mito se desgastó tanto que pasó de leyenda a caricatura.

Dante Delgado, el fabricante de símbolos

El PAN, sin duda, está en problemas. Es el partido más fuerte después de Morena, pero no tiene figuras relevantes que pudieran representarlo en lo que viene.

El chihuahuense Javier Corral tendría que crecer mucho y moderarse todavía más para ser una opción viable de la oposición en 2024. Porque de lo que estamos hablando es de mitos y símbolos para enfrentar a la 4T de AMLO, primero en 2021 y después en 2024, en las elecciones presidenciales. Hay otro panista que podría tener la estatura que se necesita, el queretano Francisco Domínguez, pero tendría ya que decidirse a ser más audaz.

El PAN, entonces, si quiere ser exitoso en su lucha contra López Obrador tendrá que aliarse a un partido también electoralmente importante, pero sobre todo con mayores posibilidades de construir sistemas simbólicos capaces de enfrentar a la 4T. Me refiero a Movimiento Ciudadano, fundado por Dante Delgado, quien sumó a sus filas al político más eficaz de los últimos años en México —después de AMLO, por supuesto—, el gobernador jalisciense Enrique Alfaro.

Si evita —y no los ha estado evitando, hay que subrayarlo— los errores que acabaron con un símbolo político que parecía iba a ser legendario, Jaime El Bronco Rodríguez, el gobernador Alfaro será poderosísimo. Tiene tiempo para corregir el rumbo, aunque ya no mucho. Si lo hace, el PAN y MC —tal vez integrando al PRI, que anda en busca de opciones para sobrevivir— tendrán notable fuerza en 2024.

Pero la genialidad de Dante Delgado le llevó a sumar a su causa a otro símbolo legendario de la política mexicana, quizá el único que compite en significado con la 4T de López Obrador.

De John John a Luis Donaldo

Hablo, en efecto, de Luis Donaldo Colosio Riojas. Es muy joven, pero tiene lo más importante. Se le ha mencionado y creo que sin exageración. ¿Que no sería 2024 su momento? No importa: será en 2030. Pero si ahora mismo nadie más tiene fuerza en la oposición, no debe descartársele.

El nombre y el apellido cuentan. En Estados Unidos, si John John no hubiera fallecido en un accidente, habría llegado muy lejos en las estructuras de poder. Recientemente, el diario El País nos recordó la importancia del símbolo y del mito: “John John Kennedy sigue fascinando 20 años después de su muerte”. 

Tiene razón el redactor del periódico español: “En un país sin reyes, los Kennedy eran lo más próximo en Estados Unidos a una familia de sangre azul. Y en ese reinado, John Fitzgerald Kennedy Jr., John John, era el príncipe llamado a hacerse con la corona de un mundo perdido tras el asesinato de su padre. El hijo del presidente era el más abierto del clan, muy rico, extremadamente atractivo y desbordaba confianza. Pero era también una persona compleja, curtida por la muerte, que le persiguió desde muy niño”.

Cualquier parecido en las historias de los dos hijos de políticos asesinados es absolutamente simbólico.

Con Dante sí, con Durazo no

¿Por qué Luis Donaldo ha apoyado a Movimiento Ciudadano y no a Morena, donde milita y está entre las personas de más confianza de AMLO el destacado colosista Alfonso Durazo? Pienso que por la intuición que le faltó a Tatiana Clouthier. Y es que no era justo con la leyenda de Colosio subordinarlo a otro símbolo político, Andrés Manuel.

Mucho ganó Tatiana, sin duda, al participar en la anterior campaña presidencial de Morena, pero entregó el mito de su padre a la 4T. Quizá era lo que México necesitaba, pero no creo que ello haya fortalecido a El Maquío.

¿Y si Tatiana Clouthier dejara la 4T?

Sería otro símbolo a considerar por el PAN, MC y el PRI. Gracias a la combinación de su poderoso apellido y su papel al lado de López Obrador, ella es una figura muy popular. Fuera de Morena quizá se acabaría. Pero, ¿por qué no?, tal vez crecería todavía más. Quién lo sabe. ¿Que es imposible que Tatiana deje a AMLO? En política la imposibilidad no existe. El problema del futuro, en cualquier caso, sigue siendo que nadie lo conoce. Ya se verá qué pasa.