Todo apunta a que la pandemia seguirá siendo el gran protagonista de las agendas mundial y nacional, marcando como absoluta prioridad las medidas sanitarias indispensables para frenar al virus.

Y sin embargo, la batalla que libra la humanidad tendrá que darse en un contexto en que habrá también que crear condiciones que permitan hacer frente a los retos económicos que acompañan a la enfermedad y amenazan con destruir las calidades de vida y las oportunidades de futuro de millones de personas.

Toca a los gobiernos utilizar sabiamente reglas y presupuestos, implementando, ahora sí, medidas suficientes y oportunas encaminadas a proteger empresas, empleos e ingresos. Medidas que no tengan la superficialidad y falta de alcance de una misera ayudadita a los meseros capitalinos y sí traigan implícitos presupuestos e incentivos importantes.

Porque es evidente que la economía permanecerá encadenada al desarrollo de la pandemia y que esto no augura nada bueno, ya que, al decir de las autoridades hacendarias, la recuperación sólo podrá venir cuando al menos 70% de la población esté vacunada.

Y no... Los diferentes sectores productivos no viven en condiciones promedio... En el 20% de caída del PIB del 2020 hay lo mismo industrias que registran desplomes de hasta más de 80%, mientras hay otras que incluso van igual o mejor que antes de la pandemia.

En este desigual desempeño de la economía hay muchos sectores que están verdaderamente contra las cuerdas a causa de los periodos de cierre provocados por la emergencia sanitaria.

Así el caso de la industria restaurantera de la Ciudad de México y el Estado de México, que ha anunciado la posibilidad del cierre definitivo de más de 13,000 establecimientos, con la consecuente pérdida de empleos, y que anunció también que esta semana, sin importar la restricción del semáforo rojo, buscarían abrir sus puertas en busca de sobrevivir, comunicando todo esto a través de redes sociales, usando el HT #AbrimosoMorimos.

Es evidente que cada actividad productiva tiene un desempeño diferente y que el mismo depende de la plaza y del segmento del mercado al que estén dirigidos sus productos y servicios.

Pero también es evidente que la economía es un sistema en que tarde o temprano el deterioro de determinados sectores impactará negativamente a los que en principio resultaron menos afectados.

En el caso de la industria inmobiliaria, queda claro que el frenón registrado en el conjunto de la economía reduce drásticamente la demanda de oficinas y locales comerciales.

También es evidente que si bien el sector vivienda tuvo un desempeño más que aceptable en el 2020, esto podría cambiar si el deterioro de la economía llegará a afectar aún más empleos o ingresos, lo que se traduciría en una reducción de la demanda.

Y vista como un sistema integral, la industria de la construcción pasa desde antes de la pandemia por una muy mala situación que la emergencia vino a empeorar, situación que es ante todo resultado de la falta de inversión pública en infraestructura y el retraso en el ejercicio de los presupuestos asignados.

Y ojo, que tener construcción vivienda y sector inmobiliario en terapia intensiva es un lujo que no nos podemos dar por tratarse de sectores que tendrían que figurar entre los principales motores para la recuperación de la economía...

Cabría esperar que las autoridades tengan muy claros los riesgos que vive nuestra economía y que tomen medidas que en verdad ayuden a hacer frente a esta situación, liberando y acelerando inversiones en infraestructuras, simplificando los trámites relacionados con la construcción y generando incentivos que en verdad apoyen a los empresarios, y no solo a los de esta actividad, sino también a los de otras industrias, lo que permitiría mantener y crear empleos y garantizar así las capacidades de ingresos que permitan que quienes requieren una vivienda tengan verdadera posibilidad de comprarla.

Urge que el gobierno asuma la responsabilidad de defender la economía y reconozca que ello implica dar cuanto apoyo sea posible a las empresas.

Urge que las autoridades implementen el tan postergado como necesario Programa Económico de naturaleza anticíclica que tanta falta hace, reconociendo que se requieren lo mismo inversión publica en proyectos de infraestructura, que en apoyos directos que permitan que las empresas mantengan empleos e ingresos, y que se requieren también incentivos fiscales y se requieren, y quizá esto sea lo más importante, enormes esfuerzos en desregulacion y simplificación administrativa, lo que haría posible evitar que las trabas y deficiencias regulatorias sean hoy enormes obstáculos para la tan necesaria inversión privada.

Visto el tamaño del problema, y después de la salida de Alfonso Romo de la Oficina de la Presidencia, habrá que ver qué tanta claridad tienen al respecto la flamante titular de la Secretaría de Economía, Tatiana Clouthier, y el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, pero, sobre todo, habrá que ver qué decide el Presidente, Andrés Manuel López Obrador...

El hecho es que para poder atender la pandemia será necesario tener debidamente cubiertos otros frentes... Y la economía, estando en juego el futuro de millones de familias, es un frente que no solo no se puede descuidar, sino que urge fortalecer.

* Horacio Urbano es fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas de desarrollo urbano, sector inmobiliario y vivienda.