En los primeros días de mayo Televisa enfrentó la peor de sus crisis. The Wall Street Journal reveló la existencia de una carta anónima sobre un supuesto fraude de mil millones de dólares cometido por directivos de la televisora.

La peor de las crisis en la historia de Televisa, sin duda. Pero la generó una denuncia anónima basada en falsedades.

El hecho es que mucha gente las creyó y, por lo tanto, no pocos analistas, sobre todo Jenaro Villamil de la revista Proceso, pensaron que era el fin de la televisora presidida por Emilio Azcárraga.

Televisa se defendió de dos maneras

La primera, ordenando una investigación sobre el anónimo a despachos independientes de gran prestigio en Estados Unidos.

La segunda, informando a la opinión pública, lo que incluyó refutar algunos reportajes exagerados y apoyados en mentiras.

Proceso y la obsesión por Televisa

A finales de mayo, Televisa envió una larga carta a la revista Proceso y a su reportero Jenaro Villamil desmintiendo prácticamente todo lo que habían publicado acerca del anónimo.

Proceso y Villamil se defendieron con una larguísima respuesta al comunicado de Televisa.

La revista y su reportero insistían en que Televisa había cometido un enorme fraude y que se le investigaba en Estados Unidos.

Televisa negaba el fraude y argumentaba que la única investigación era la de la propia televisora.

Televisa tenía razón y Proceso calló, es decir, dio la nota y ya: ni disculpas ni usted perdone ni nada

Recientemente, Televisa dio a conocer que “la investigación ha terminado, y los abogados presentaron sus hallazgos y conclusiones al Comité de Auditoría y al Consejo de Administración de la compañía, concluyendo la falsedad de cada una de las referidas acusaciones”.

En la investigación participaron los despachos de abogados Wachtell, Lipton, Rosen & Katz como asesores legales externos, y Kramer, Levin, Naftalis & Frankel como asesores legales externos independientes.

Desde luego, Proceso dio a conocer la noticia: “Televisa concluye investigación de anónimo; falsas todas las acusaciones, reporta”.

No dijo más Proceso. El semanario se olvidó de todas las imputaciones que había hecho a la televisora.

El famoso anónimo ha quedado en nada

La carta contra Televisa que nadie firmó, pero que provocó un escándalo, ha quedado en absolutamente nada relevante. Y ya a nadie le importa.

Así son las frivolidades mediáticas. O, dicho de otra manera, así de frívola es la industria de los medios de comunicación.

 

¿Qué es un ANÓNIMO?

Del lat. tardío anony̆mus, y este del gr. ἀνώνυμος anṓnymos, claramente en este caso significa –cito al Diccionario de la lengua española– “carta o papel sin firma en que, por lo común, se dice algo ofensivo o desagradable”.

El anónimo ha quedado en ANTÓNIMO por el silencio de Proceso

Definición de la palabra antónimo: “De anti- y -ónimo. Dicho de una palabra: Que, respecto de otra, expresa una idea opuesta o contraria, como virtud y vicio, claro y oscuro o antes y después”.

Como no se ha probado el fraude de mil millones de dólares supuestamente cometido por Televisa y que Proceso dio por bueno, entonces la televisora de Azcárraga ha recibido un certificado de buena conducta.

Los que sospechaban que Televisa hacía trampas en sus finanzas, hoy saben que no es así.

Esto es, el anónimo ha terminado favoreciendo a Televisa. Nadie sabe para qué exactamente trabaja.

¿Volverá Proceso a la carga? Sin duda lo hará con un SINÓNIMO de anónimo

Definición de la palabra sinónimo: “Del lat. synony̆mus, y este del gr. συνώνυμος synṓnymos, de συν- syn- 'con-' y ὄνομα ónoma 'nombre'. Dicho de una palabra o de una expresión: Que, respecto de otra, tiene el mismo significado o muy parecido, como empezar y comenzar”.

Para volver a acusar a Televisa, de lo que sea, Proceso utilizará el sinónimo de anónimo al que más recurre en sus reportajes: “secreto”.

Cuando Proceso ataque de nuevo a la empresa televisora o a sus directivos –Emilio Azcárraga, Bernardo Gómez, José Bastón y Alonso de Angoitia– lo hará con sus siempre incuestionables fuentes secretas o confidenciales que prefieren permanecer en el anonimato.

Y cuando Televisa envíe otra carta a la revista para desmentir cualquier acusación, el reportero Villamil responderá nuevamente con una variación del clásico: “Eso me dijeron fuentes secretas anónimas y confidenciales, y a la chingada, no doy más explicaciones”.

Creo que Proceso, ante el desprestigio del anónimo contra Televisa, tendrá que preparar su ACRÓNIMO

Definición de la palabra acrónimo: “De acro- y -ónimo. Sigla cuya configuración permite su pronunciación como una palabra; p. ej., ovni: objeto volador no identificado; TIC, tecnologías de la información y la comunicación”.

Si Proceso sigue siendo tan rápido en llegar a conclusiones que a los tantos meses la realidad refuta, su trabajo será pura PIÑA: “Periodismo de Investigación Ñuto y Apresurado”.

¿Qué es eso de ñuto? Machacado, molido, añicos, trizas, polvo.

El anónimo le ha dejado a Proceso un EPÓNIMO

Definición de la palabra epónimo: “Del gr. ἐπώνυμος epṓnymos. Dicho de una persona o de una cosa: Que tiene un nombre con el que se pasa a denominar un pueblo, una ciudad, una enfermedad”.

¿Cuál es el epónimo de la enfermedad que aqueja y, al mismo tiempo, vuelve tan atractiva a la revista Proceso? El amarillismo. Es la pura verdad.

Si no hace algo por evitar el amarillismo, el anónimo le dará a Proceso un ETNÓNIMO

Definición de la palabra etnónimo: No aparece en el Diccionario de la lengua española, pero sí en la Wikipedia: “Griego ethnos: ‘tribu’, + onyma: ‘nombre’. Es el nombre de un grupo étnico.

“Cuando un idioma evoluciona, los etnónimos que alguna vez fueron aceptables pueden llegar a ser ofensivos. Ejemplos de etnónimos difamatorios de la historia son cretino (gentilicio de Creta), vándalo, bárbaro, fenicio, filisteo”.

¿A qué grupo étnico pertenece la gente de Proceso? Al de los inventores.

Antes, el inventor era muy prestigiado porque concebía productos de gran utilidad para la sociedad

Con la evolución del idioma el inventor paso a ser también el “que finge o discurre sin más fundamento que su voluntariedad y capricho”. O sea, el que publica lo que sea por sus purititos huevos.

Cualquier parecido con el periodismo de Proceso es adrede. O sea, nomás por hacer lo que tanto hacen en esa revista y que me gusta tanto. 

Si no me gustara, no la leería.