Que repulsivo me parece Gabriel Quadri. No solo por sus cantaletas mentirosas en el debate presidencial sino porque se trata de un personaje completamente falso y creado únicamente para hacer show con el propósito de que el Panal, partido de Elba Esther Gordillo, no pierda el registro.

Disfrazándose como “ciudadano” que se opone a los “políticos tradicionales”, Quadri se hace pasar como “uno de los nuestros”, cuando en realidad pertenece completamente a la élite, al ese 1% que estudia en universidades privadas del extranjero y que no han padecido de un día de privaciones en sus afortunadas vidas. Tal es la desconexión de Quadri con la realidad, que sin inmutarse alega que no propone bajar las gasolinas porque los precios bajos únicamente “favorecen a los ricos”.

Se le olvida a este chilango petulante que en gran parte de la zona norte del país el transporte público es caro, malo, o inexistente y que los automóviles baratos abundan por ser zona fronteriza. Y como ese ejemplo, existen muchos otros (alguien señalaba en Twitter que esa propuesta de Quadri de un “cuerpo de carabineros” proviene de lo peor de las dictaduras sudamericanas y es verdad), disimulados con el barniz de la “ecología”, el “desarrollo sustentable” y el “Internet para todos”.

Pero lo peor de Quadri ocurrió ayer, en su visita a la escuela de periodismo Carlos Septién. Buscando dar el ‘gatazo’ de tipo común y corriente, el imbécil se pasó al volante a 20 metros de la entrada del edificio a donde asistía. Como en el más absurdo de los sketches del “Doctor Chunga” o de “Horacio Cascarín” interpretados por el gran Andrés Bustamente. Obviamente los alumnos se dieron cuenta de esto y durante su visita fue increpado por tamaño cinismo y simulación.

Y esa es la estrategia “Güiri-Güiri” de Quadri. Puro circo para ver cuantos incautos caen en las garras de la nefanda Elba Esther Gordillo. Una versión más escandalosa del gordito ese que salía bailando y moviendo las carnes mendigando por “uno de tres” votos en la elecciones de 2006.

Algo de lo que me enteré hoy es que Quadri salió de su visita a la Septién abucheado, con la cola entre las patas y entre gritos de “¡Fascista!”. Y ese será a fin de cuentas el destino de Quadri después del 1 de julio de este año. Descalificado, directo y sin escalas al basurero de la historia.