En términos reales la única encuesta definitiva será la que los mexicanos de un padrón de poco menos de 80 millones de posibles votantes salgan a responder en las urnas el próximo 1° de julio.

 

La estrategia visible de los cuatro candidatos presidenciales ha sido descubierta en toda su dimensión, pareciera, después de avanzar más allá de la primera mitad de las campañas.

 

Enrique Peña Nieto ha asumido una postura cómoda que resalta por su negativa estratégica a la confrontación de proyectos, pero también ha virado incómodamente hacia imprevisibles desazones fuera de guión.

 

Poco conviene a un político no ser tomado en serio, en el caso de Enrique eso está sucediendo, amplios sectores de la sociedad mexicana informada y contestataria (cada vez son menos, por ejemplo, los jóvenes irreflexivos o acríticos que reciben y consumen pasivamente lo que los monopolios mediáticos destacan) le han recordado que, a pesar de lo que las encuestas señalan (bien o mal hechas, cuchareadas muchas de ellas) hay cosas como la inteligencia, la memoria histórica, la conciencia crítica o la dignidad que no se venden y mucho menos se olvidan.

 

Los trompicones inesperados han obviado un conflicto que el PRI habría tomado en cuenta y desarrollado y hoy es evidente, una siembra de odio. Se equivocan quienes piensan que el odio es fomentado por los seguidores del candidato de izquierda. En un simple ejercicio que convoque esa memoria histórica sin precio, no son los gritos los que fomentan odio, lo que lo hace es la desvergüenza azuzada por la complacencia del sistema político mexicano a individuos que lucran con la pobreza de la gente, por sus falsas promesas y su indigna sustitución del más elemental sentido por el servicio público. No es el efecto sino la razón lo que fomenta el odio.

 

Por otro lado, Josefina Vázquez Mota parece haber sido olvidada y más, abandonada por el propio Felipe Calderón, entre los círculos cercanos y el comentario de pasillo panista se encuentra la evidencia subrayada de que el presidente de facto habría pactado con Enrique Peña Nieto su llegada al poder a cambio de inmunidad e impunidad al dejar la presidencia el 30 de noviembre próximo. Verdad o no, cualquier asomo a la campaña panista exuda desorganización que despierta enormes suspicacias. Incluso ha rondado a Josefina el rumor de una declinación en favor de Andrés Manuel, imposible, inviable, inimaginable. Espurios y legítimos juntos para honrar lo que el padre de Calderón le pidió: odiar al PRI. Inconcebible. Impedir el regreso del dinosaurio a las órdenes de la oligarquía y del viejo sistema. (Reeditado por el panismo y su docena trágica). El regreso del dueño y señor del sistema político mexicano. Del presidente imperial, lo llamó Krauze, por antonomasia. Su vuelta apoteósica en el año 2012, el rey que inauguraría la nueva era…

 

La campaña de Andrés Manuel López Obrador, bien puede ser resumida en un spot narrado por Damián Alcázar, la búsqueda del voto municipio por municipio, pueblo por pueblo. A ras de piso. ¿Quién conoce mejor que él, entre los candidatos el país entero? Ninguno. La promoción y la organización en la defensa del voto, su error, este último, en el 2006. El posicionamiento de la preeminencia de dos proyectos entre los otros tres candidatos y más de lo mismo o un cambio (apellidado verdadero). Andrés Manuel sabe que hay una posibilidad grande de reeditar su triunfo de 2006, pero quizá su campaña en spots sea errónea. Lo correcto, tal vez sería, la identificación de la gente a través de las historias y el posicionamiento de ideas eje. Gracias a sus necesidades. La polarización que realmente existe en el país, no como base de la confrontación sino del despertar crítico y racional de los millones a que llegan sus pocos spots. De la contradicción en el ejercicio de gobierno del PRI-AN ¿Cómo se vería identificado un joven universitario que asiste con pocos recursos a la escuela, sin dinero, asaltado en el transporte público, por ejemplo en el Estado de México? ¿Cómo se vería un ama de casa teniendo que mantener a una familia con el bajo poder adquisitivo y los bajos sueldos? ¿Qué sentiría un jefe de familia al reflejarse comprando la gasolina cara? mientras que todos ellos observan al político encumbrado en todas las calles, en la televisión, en una esfera lejana, inalcanzable, sin empatía. La psicología al servicio de las campañas políticas, porque al ciudadano de a pie no puede, no a todos, hablársele del Neoliberalismo y su fracaso, de las políticas eje infames preconcebidas en el sistema económico imperante. Sino en los hechos, en su vida cotidiana, en lo que lo toca, en la angustia que invade a las madres mexicanas, en los esfuerzos de los jefes de familia, en el fracaso del estudiante, en la desesperación del obrero, en la indignación del desempleado. Ejemplos que, por desgracia, se cuenta por millones. Historias de la decadencia nacional. Desgracias en tiempos electorales. Hoy un kilo de tortilla por tú voto y tú dignidad, seis años pasan y tú vida no ha cambiado en nada, ese mismo político te da otro kilo por tu voto ¿Confiarías en él? La esperanza, como referente.

 

EL triunfo de la izquierda es deseable. Pero AMLO debe ganar con mejores ideas, propuestas y estrategias que su oponente que es uno. Por todos conocido. Poderoso, desleal, artero, cobarde.

 

Así, las campañas, entre marchas como nueva estrategia electoral y un encono que amenaza el fin de la cruzada, no odio a través de los identificados al movimiento de AMLO. Sino por estrategia pura del priísmo y panismo (en alianza de facto desde hace muchos años) con experiencia en la represión y condena de la protesta social, y las marchas como resultado de las deplorables gestiones que en 80 años, han condenado a México al subdesarrollo crónico y a la entronización de la corrupción campante como sistema de gobierno. La reedición, se esperaría, de la conciencia cívica y dignidad de miles de jóvenes de 1960. La primavera mexicana, la llaman algunos.

 

Es previsible el conflicto post electoral. Gane el que gane. La pregunta será, ¿resistirá México en paz un nuevo y ahondado conflicto post electoral? Con el desquiciado primer panista en el poder, la maquinaria política priísta y la esperanza y ansia de justicia de millones detrás de Andrés Manuel. Con el país militarizado. Con el narcotráfico en apogeo.

El regreso del PRI, la continuidad del PAN, la oportunidad a la izquierda… las cartas en la mesa a 40 días de la elección presidencial en la coyuntura política más importante y definitoria en la historia del México moderno. ¿El odio, el abandono o la esperanza?