Un total de 21 bienes con un valor de 261 millones 875 mil 633 pesos, declaró la familia de Guillermo Padrés, y digo ?la familia?, porque el Gobernador astutamente presentó su declaración patrimonial en conjunto con sus 3 hermanos, como dando a entender que se trata de un patrimonio que han logrado ?entre todos?.

El mandatario debió presentar su declaración patrimonial en solitario, pues a los sonorenses les interesa saber lo que tiene el Gobernador, no sus hermanos, quienes no son funcionarios públicos. Pero repito, eso fue aparentemente una estrategia.

Lo malo es que quedamos casi como en un principio, sabemos lo que tiene pero a la vez no sabemos, ni cómo lo obtuvo ni a partir de cuándo.

Si el Gobernador Padrés hubiera querido realmente transparentar su patrimonio ante la opinión pública, hubiera informando lo que tenía antes de ser Gobernador y lo que tiene actualmente, pero a título personal, no de la familia Padrés.    

Mucho dista de aquel Guillermo Padrés sencillo, aquel que vivía en el fraccionamiento Valle Dorado, una zona residencial clase media-alta que se ubica al oeste de Hermosillo.

Aquel Guillermo Padrés, desde siempre pegado a la ubre gubernamental, no gozaba de abundancias, es cierto que tampoco era un pobretón, pero en definitiva no vivía en la opulencia que actualmente declaró.

?Tenía 2 carros, uno para él y otro para su esposa. Ahora sí que vivía como cualquier otro burócrata de rango medular?, me aseguró Roberto Silva, un ciudadano que aseguró conocer al Gobernador desde antes de volverse rico y poderoso.

Tampoco hay que criticar por el simple hecho de criticar. Tenemos que comprender, hasta cierto punto, que la bonanza económica es normal cuando se es Gobernador. Es entendible que el patrimonio de Guillermo Padrés haya crecido, el problema es a qué proporciones.

En México los Gobernadores tienen sueldos altos. Se podría manejar que en promedio ganan alrededor de 200 mil pesos mensuales. Unos 2 millones y medio de pesos al año.

Suponiendo que el Gobernador Padrés haya ahorrado su sueldo, debería tener acumulado poco más de 12 millones de pesos en su cuenta bancaria.

Cantidad considerable para cualquier mortal, pero no para Guillermo Padrés. Pues esos 12 millones, no alcanzarían ni para el primer pago de su ostentoso y moderno Rancho Pozo Nuevo, valuado según publicó el Diario Excélsior en Septiembre del 2014, en más de 400 millones de pesos. Mismo rancho que previamente había sido valuado en 5 millones.

Las interrogantes surgen por si solas: ¿Cómo pudo dicho Rancho incrementar tanto su valor? ¿De dónde sacó tanto dinero Padrés para revalorizarlo? Si siempre ha tenido dinero, ¿por qué se esperó entonces a ser Gobernador para modernizarlo? ¿Puede comprobarnos que no utilizó recursos públicos?

Eso sin mencionar las mueblerías, escuelas, concesionarias de autos, campos agrícolas, sus 1200 cabezas de ganado y hasta una firma de producción equina para la crianza y venta de caballos finos.

Ciertamente no sería la primera vez que un Gobernador se enriquece ilícitamente, ejemplos sobran en la negra historia política de México, pero eso no significa que debamos acostumbrarnos o dejar de condenarlos públicamente.  

Ya es tiempo que la autoridad mexicana brinde ejemplos de verdadera justicia, así se trate de mandatarios estatales. Seguimos esperando que personajes tan nefastos como Mario Marín, Arturo Montiel, Tomás Yarrington, Ángel Aguirre o Humberto Moreira, todos ex Gobernadores, terminen tras las rejas.

Por lo visto, igual nos quedaremos con las ganas de que -en los próximos meses- el futuro ex Gobernador de Sonora rinda cuentas claras ante la justicia. Y es que después de una cuestionable y polémica administración, Padrés Elías se las arregló para colocar al panista Javier Gándara como visible favorito para ganar las elecciones, lo que significaría impunidad para su causa. 

Por último me gustaría agregar que se rumora que Guillermo Padrés, por aquello de las malditas dudas, ya cocina una diputación plurinominal federal. Dejando entrever que no es ?legislar? su principal motivación, sino el fuero político que ofrece el Congreso de la Unión.

?Él que nada debe nada teme?, cita un sabio refrán. Yo agregaría: ?Y si teme, es porque algo debe?.