El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha dicho la última palabra: la elección presidencial del pasado primero de julio ha sido válida. Por lo tanto, ya es Enrique Peña Nieto el presidente electo de México.

Hay problemas afuera del TEPJF. Algunos jóvenes inconformes se han enfrentado con los granaderos. Ojalá impere la cordura.

Todos, en particular los líderes de izquierda, nos habíamos comprometido a respetar los tiempos y las instituciones legales.

Lo legal es lo que ha hecho el Tribunal Electoral.

El PRI gobernará a México de 2012 a 2018. Y ni hablar.

El PAN, como partido en el poder, ha pasado a la historia. Tan mal le ha ido que es ya la tercera fuerza política en México.

La izquierda, otra vez, es la segunda fuerza electoral.

En 2018, de nuevo encabezada por Andrés Manuel López Obrador, la izquierda tendrá posibilidades mayores de llegar a la Presidencia, y creo que llegará.

Hoy, nos guste o no, debemos aceptar el resultado de una elección que resultó competida, pero no tanto como la de 2006. Una elección que el candidato priista ganó por más de tres millones de votos.

Negar la validez de un proceso ya calificado por el IFE y el TEPJF equivale a hacer un llamado a la revuelta social, y no esto lo que México necesita.

México, hoy en día, lo que espera de sus ciudadanos es respeto a las leyes. Tan sencillo como eso.