Las guerras se ganan con dinero, dinero y más dinero. Lo dijo Napoleón, creo. Con las campañas políticas pasa la misma cosa. Los que aspiran a los cargos de elección popular, desde antes de ser candidatos formalmente registrados, sacan la chequera y gastan enormes sumas de recursos monetarios para construirse una imagen. Lo peor es que algunos aceptan financiamientos raros.

En Nuevo León, en los últimos meses, así lo han hecho varios políticos que buscan llegar a la gubernatura. Unos han gastado más, otros menos, algunos no han gastado y los hay como el diputado Pedro Pablo Treviño que han rebasado todos los límites. Se nota lo que este legislador está invirtiendo en su imagen. No sé si, inclusive, haya violado ya la ley electoral.

Pero lo que no se nota es la eficiencia de su gasto. Porque don Pedro Pablo nomás no crece en las encuestas. No está entre los líderes en su partido ?la que va en punta es la senadora Ivonne Álvarez? y ni siquiera en la media tabla. En cada estudio que se hace aparece entre los últimos.

En efecto, el diputado Treviño no sube del 4%.  ¿Subirá? No parece que tenga tiempo. Todo es posible, pero su caso se ve muy complicado. Es un buen chico, serio, trabajador y estudioso, pero lo que no se puede, no se puede.

Si fuera candidato del PRI creo que Pedro Pablo Treviño perdería fácilmente frente a la panista alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes. ¿Es lo que quiere el priismo? ¿Es lo que pretende el presidente Enrique Peña Nieto?

Nada es descartable en política. Si a Pedro Pablo se le ha autorizado a gastar tanto dinero es que cuenta con la bendición de los líderes reales del PRI que, en ese caso, seguramente ya decidieron que les conviene entregar Nuevo León al PAN.

Así son los políticos de sorprendentes o creativos.