En las últimas semanas, hay buenas noticias respecto al necesario combate a la corrupción, la peste más dañina en México, como la califica el presidente Andrés Manuel López Obrador. Viene extraditado de España Emilio Lozoya a contarnos cómo es que se hacían y cómo se repartían los negocios en el gobierno de Enrique Peña Nieto, y se ha girado orden de aprehensión contra Tomás Zerón, ex funcionario de la PGR que hizo de los montajes, como el famoso Genaro García Luna, su forma de manipular la justicia y enredar todavía más el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Pero las buenas nuevas no terminan. Todo indica que, ahora que ya hasta Netflix tiene una serie del tema, alguien buscó nuevamente debajo de la cama y encontró algunas cosas que parecían olvidadas. Por ejemplo, el paso de Alberto Bazbaz Sacal por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), y su vieja relación con el clan Salinas de Gortari desde sus días como abogado litigante en el despacho Moreno Bazbaz.

Al parecer quien decidió buscar debajo de la cama, también está barriendo la escalera de arriba para abajo, porque sabe que todos los escalones son importantes en una escalera y la lucha contra la corrupción tiene que darse en varios frentes a la vez.

Curiosamente la escalera que se revisa en este caso, siempre llega a España. Me dicen mis fuentes que sale de Interlomas pero llega a Madrid. No importa si se suba o baje en esa escalera, el modus operandi parece tener sus características especiales que muestran el sello personal de los hermanos Alberto y Jacobo Bazbaz Sacal.

En el primer escalón de este nuevo asunto que será dado a conocer en breve, están los hermanos Bazbaz Sacal. En el segundo se sitúan las empresas y desarrolladoras inmobiliarias: Freshwater ISC en España y su filial mexicana Branchmanagement SAPI de CV. En el tercero David Korenfeld Federman. El cuarto escalón esta compuesto por los operadores jurídicos Edgar Cedillo Gutierrez, Saúl Angulo Sánchez, Tania Lugo Paz, Rodrigo de Igartúa Baranda, Ely Cohen Stevan, Armando de Jesús Rivera Arce, Miguel Soberón Mainero y Gerardo Correa Echegaray. En el último escalón los líderes sindicales: Juan Carlos Barrios Pérez, Bernabé Lagunas Bahena, Sergio y Froylán Santana Gil, Francisco Camacho Sánchez y Mario Alberto Jiménez Mora.

En política no hay casualidades. Alberto Bazbaz ha reaparecido en una serie policial de Netflix, en el capítulo: La Búsqueda. En ella el exprocurador del Estado de México, exdirector de la UIF y el CISEN es mostrado como lo que siempre fue, un operador cercano a los intereses de Enrique Peña Nieto y de Luis Miranda. Parecería que la serie fue prediseñada para crear un clima generoso para un selecto grupo de exfuncionarios federales que acompañaron a Peña Nieto, tanto en el gobierno del Estado de México, como durante la presidencia de éste.

Percepción es realidad. Esa es una regla no escrita. Apenas esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que van a ir con todo en contra de la empresas factureras y de quienes fueron sus cómplices desde adentro de la administración pública federal. Pues entonces tienen que saber que una de las fórmulas más utilizadas en la pasada administración para contar con protección y que, empresarios y funcionarios en contubernio estuvieran seguros de que podían defraudar al SAT era la venta de “huaraches” (protección fiscal que pasaba por el SAT, la UIF y se apoyaba en estructuras sindicales o ejidos).

Fuentes confiables que estuvieron involucradas en este tipo de operaciones en el sexenio pasado, señalan que los “huaraches” contaban con la aprobación en los niveles más altos del SAT y la UIF. Este maquiavélico esquema contaba también con la participación, en muchos casos, de sindicatos mexiquenses, así como de un selecto grupo de notarios públicos.

Así como ahora la UIF ha iniciado una lucha frontal contra las empresas factureras, también es muy importante que la inteligencia financiera empiece a monitorear de manera permanente las actividades económicas de algunos líderes sindicales y encontrarán, oh sorpresa, que muchos sindicatos bajo su control no son usados para defender los legítimos intereses de sus agremiados, sino para soportar esquemas de evasión de impuestos.

Paralelamente, la UIF deberá elaborar un padrón actualizado de ejidatarios en conjunto con el Registro Agrario Nacional, para que en el cruce de información descubra cómo algunos ejidos en el Estado de México, Veracruz o Sonora, sus comisarios ejidales y ejidatarios son “fakes”, pues su única experiencia en el campo… ha sido el campo de golf.

No cabe la menor duda que los hermanos Bazbaz no han dejado de dar paso sin “huarache” en ese complicado entramado que va de Interlomas al banco Sabadel en Madrid, pero al parecer ya hay una autoridad interesada en barrer esa escalera desde arriba y hasta debajo de la cama. Seguramente encontrarán al menos, varios “trapitos” y como ha dicho al presidente López Obrador, tocará sacarlos al sol. Oh, bendita transparencia.