La ?cancelación? del programa Hoy no circula, bajo la coordinación de la Secretaría del Medio Ambiente, tiene sus efectos en la ciudad, en la metrópoli y en la región. En la movilidad y la contaminación sus efectos son inmediatos. Ha sido un grave error de la Corte haberle quitado atribuciones y fines a este programa por una equivocada interpretación de la Constitución que ya tiene jurisprudencia, pero más grave error es la modificación del programa por el GDF (ver GODF del 8-07-2015) al haber permitido su generalización sin necesidad de promover el amparo (ver nota).

La Corte apela al artículo 1 de la Constitución como si los autos fueran personas, o como si el auto le otorgara calidad de personas a los ciudadanos de este país. No se violentan las garantías constitucionales de las personas, como la del libre tránsito, al impedir que los autos circulen, porque los autos no son personas, no son individuos. Se impide la circulación de los autos, no de las personas. Igualmente, la discriminación que ejerce la verificación y el modelo es entre los autos, no entre las personas. Es increíble que habiendo jurisprudencia al respecto, la Corte se contradiga.

Ahora bien, si consideramos que inhibir la circulación de autos era un objetivo del programa, la decisión tomada resulta exponencialmente contradictoria, por decirlo de alguna manera. Traer y permitir la circulación de más vehículos de un día para otro a una ciudad con gravísimos problemas de movilidad y contaminación, la va más que desquiciar, le va generar un infarto por oclusión de las vías circulatorias.

Pasar la verificación y circular no es sólo un asunto de polución, de contaminación ambiental, tiene mucho que ver con la movilidad, que a su vez tiene consecuencias en la contaminación de la ciudad. Si la velocidad promedio disminuye, los tiempos de emisiones se alargan, habrá menos movilidad y más contaminación.

Vehículos anteriores a 2007 que dejaban de circular de uno a dos días a la semana, y de 4 a 6 días al mes, ahora, pasando la verificación, pueden circular todos los días. La medida aplica para autos del DF, de la zona metropolitana y de todo el país. Los que se veían afectados por esas medidas se benefician con la ?abolición? del programa, no todos si ustedes quieren, pero muchos están circulando de nuevo, miles. Vehículos de todas condiciones, usos y origen tienen la libertad de circular por esta ciudad desde hace muy pocos días.

En lugar de fortalecer las acciones y programas, los debilitan, literalmente los anulan. Esta ciudad que ?nos tocó vivir?, no hay que dudarlo, es una de las más conflictivas del mundo, cada acción que se tome tiene que ser ponderada, evaluada, consultada con la sociedad y los expertos. Los riesgos y los problemas de la ciudad no son menores. El DF es una ciudad con contingencias ambientales, con graves problemas de movilidad en todas sus vertientes, con graves problemas de transporte colectivo en calidad y cantidad, pero la decisión tomada por la Corte y secundada hasta el infinito y más allá por Mancera, es como echarle más leña a la hoguera de las calamidades y, sin duda también, de las banalidades.

La decisión del gobierno del DF y su titular Mancera parece un acto de populismo, aprovechando la decisión de la corte quiso quedar bien con un sector minoritario de la sociedad, la que tiene coche, pero mucho me temo que en lugar de beneficiarlo, lo va a desprestigiar, para variar. Lo malo es que todos los urbanícolas vamos a pagar por sus errores.