Contrario a la opinión de una buena parte de los analistas políticos, que vieron a Josefina Vázquez Mota como la ganadora del debate de anoche entre los candidatos a gobernar el Estado de México, sostengo que la verdadera triunfadora de ese ejercicio fue la candidata de Morena, Delfina Gómez.

Si bien la panista fue la más echada para adelante y por momentos la más rijosa, sus constantes ataques enfocados más contra Delfina que contra Del Mazo la hicieron ver en su verdadero papel: la de esquirola del PRI que participa en la contienda únicamente para restarle a Morena la mayor cantidad de votos posible.

Adicionalmente, su obsesión por demostrar lo que ella ha llamado “mentiras” de la candidata morenista la llevaron a cometer varias pifias, como cuando invitó a la audiencia a entrar a una página web con “evidencias” contra Delfina, página que varias horas después del debate seguía sin estar en línea, lo que la convirtió en blanco de burlas de todo tipo en las redes sociales.

 Aunque más de alguno se fue con la finta de los dizque misiles lanzados por Josefina, la realidad es que más bien son balas de salva y no le alcanzarán a la “candidata Cruz Azul” para levantar su campaña que día a día pierde puntos en beneficio del candidato del PRD, Juan Zepeda.

Alfredo del Mazo por su parte, quiso jugar a ser el candidato de la civilidad y las propuestas, acaso porque al ser el más vulnerable a acusaciones de corrupción y el representante de la peor escoria política del Edomex, habrá pensado que calladito se vería más bonito. Lamentablemente para él, si de algo está harta la gente de esa entidad es de la demagogia y el cinismo que durante décadas han representado los gobiernos del PRI, mismos que han sumido al Edomex en la miseria y la descomposición social.

Delfina Gómez, sin tener un desempeño espectacular en el debate (de hecho, hay que decirlo: quedó a deber) fue la ganadora indiscutible del mismo. Fue la más atacada, como corresponde a su condición de puntera y rival a vencer en la elección del 4 de junio. Pero a diferencia de años atrás, cuando ser atacado en un debate podía inclinar el voto de los indecisos, hoy la gente no se va con la finta: sabe que los ataques contra Delfina no son ataques a la profesora, sino a un proyecto. Que los misiles de salva que le lanzan a la maestra Gómez son patadas de ahogado de una clase política corrupta, decadente y podrida; que atrás de los ataques está la peor calaña de políticos de todos los partidos que lo único que buscan es conservar sus privilegios insultantes; y que cuando esos mismos políticos, con un cinismo inaudito la acusan de actos indebidos se están mordiendo la lengua.

Cada ataque contra Delfina Gómez no hace sino confirmar en el electorado la convicción de que detrás de esa campaña está lo peor del régimen, al que es necesario cambiar de raíz. La maestra, igual que AMLO, parece blindada ante los ataques que le lanzan. Veremos de aquí al 4 de junio si ese escudo protector es lo suficientemente resistente para la campaña sucia que aún falta por venir.

¿Qué opina usted, amigo lector?