Viejas descalificaciones, nada nuevo en el horizonte en este primer debate entre presidenciables. Bejarano, Montiel, Salinas de Gortari, nombres ya conocidos. Bombas, ninguna. Expedientes negros, ni uno solo. Sorpresas, pues sólo la que mostró Quadri al ver a la edecán Julia Orayen. Tomemos tres temas a evaluar en el debate, veamos. 

Propuestas nuevas cero. El escenario se antojaba para que algún candidato ofreciera alguna nueva o innovadora propuesta no antes ofrecida, como un bonus vamos, pero nadie lo aprovechó. Y si alguien dijo algo nuevo, pues pasó desapercibido. Al contrario entonces, los candidatos se centraron en sus lemas de “Compromisos”, “Diferente”y “Cambio Verdadero”. Eso sí, descalificaciones, varias pero necesarias. Lo normal.

Hicieron la tarea. Peña Nieto confirmó su papel e imagen de la que muchos hablan. Quadri en su imagen siempre relajada, estuvo sobrio. Josefina con nuevo look y se apartó de su rigidez presentada en sus primeros spots. López Obrador evitó la corbata amarilla, un acierto. En general, nadie cedió este terreno a favor o en contra.

Todos dieron y recibieron. Atacaron y se defendieron. No hubo ganchos al hígado definitivos pero sí se maltrataron. Sobre todo en el clímax del debate entre Peña Nieto y López Obrador. Sus turnos para hablar y replicar coincidieron y pareció la cresta del debate. Si bien Peña Nieto fue señalado de que sufriría con estos ataques, la artillería no tan pesada la verdad le ayudó a librarse. 

Veremos encuestas, sondeos, dichos sobre a quién le fue mejor. En el balance, lo realmente importante que se visualiza es que tanto Josefina como Andrés Manuel ya pusieron a la defensiva al candidato del PRI y si esto les resulta, pues entrará la campaña en una arena más interesante. Si Enrique continúa apoyándose de su partido como hasta ahora para defenderse y él no exponerse, no le verán ni la sombra. Si PAN y las izquierdas lo meten a la confrontación, correrán apuestas y muchas. Sucederá entonces uno de dos escenarios.

El primer escenario posible será que sólo exista un real contrincante de Peña ya sea Josefina o Andrés Manuel y la contienda se cierre entre solamente dos opciones. Aparecería el voto útil. Un tercer candidato se caería. En este sentido, Josefina ya lleva varias llamadas de atención y llevar al PAN a desplomarse no es una ilusión.

El segundo escenario que curiosamente este debate puede marcar ruta es el de la disputa a tercios. Ni Josefina ni Andrés Manuel están catapultando los errores del otro. No termina Vázquez Mota por despegarse de López Obrador, ni este por enfatizar la vía de la izquierda para México. Les queda bajar a Peña lo más posible, subir a ambos y pelear entre tres. Es el escenario menos probable pero en definitiva, el que daría una sorpresa el mismísimo primero de Julio. Se abriría la posibilidad de que cualquiera gane, pero también nos traería el peor escenario post-electoral, con creces a superar el de 2006.