La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sobre todo encabezada por su combativa Sección 22, es difícil de convencer e impredecible en su actuar. Porque sus acciones las deciden sus bases, no los dirigentes.

Por lo tanto, quién sabe cuánto tiempo dure su bloqueo a la Cámara de Diputados Federal. Como pueden desbloquear hoy, en una semana, en un mes o más tiempo.

Incluso, quizá planeen extender el bloqueo a otros edificios públicos, principales cruceros de la Ciudad de México y carreteras que comunican a la capital del país con las entidades federativas, el aeropuerto internacional, etc.

La pelea por la abrogación de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto la están dando los mentores del ala más radical del magisterio mexicano. Y no están jugando.

Claro, los maestros se arriesgarían a ser desalojados mediante la fuerza pública tanto del gobierno capitalino como del federal; incluso, con el Ejército Mexicano.

Ah, pero en tal caso extremo la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México…. y el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se arriesgarían a ser acusados de represores de los maestros democráticos.

Y eso no conviene a AMLO, aun cuando los mandatarios solamente estuvieran haciendo efectivo el Estado de Derecho; un ejercicio de poder muy distinto a la represión.

Sería todo un caos: Imagínense sitiada a la capital del país; sin transporte, sin comida, sin insumos, sin turismo y sin ventas en todo tipo de comercios.

Días, semanas, meses y años vivió así Oaxaca, cuna de la Sección 22; la más radical de la CNTE. Y cada Presidente de la República dejó sola a esta entidad federativa.

Ni los del PRI, ni los del PAN, pusieron el remedio. El priista Peña Nieto lo intentó con una reforma educativa, muy buena en algunos aspectos, pero en otros mal diseñada, pues ciertamente es punitiva y al arbitrio de las autoridades educativas.

Sin embargo, dicha Reforma es una de las poquísimas buenas acciones del ex presidente. Pero la CNTE, y sobre todo la Sección 22, jamás la aceptarán. Por eso exigen la abrogación, no derogación.

Y los maestros de la gremial creyeron en AMLO. Por eso electoralmente cerraron filas en torno a él, no solamente volcándose en las urnas, sino adoctrinando a pueblos completos a favor del candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES).

Claro, los trabajadores de la educación siempre negarán el voto corporativo, por cuya conquista López Obrador en campaña se comprometió de manera reiterada a “cancelar” la reforma educativa de Peña Nieto.

Aunque en el último debate presidencial dejó entrever la permanencia de la evaluación (ahora propuesta como revalorización). Pero los maestros no quieran “la misma gata nada más revolcada”, sino volver a la norma constitucional como estaba.

Más bien pretenden conseguir una Reforma Educativa confeccionada con sus demandas esenciales: Sin evaluación sancionadora, regionalizada, con mando magisterial en las políticas educativas, presupuesto e infraestructura, etc.

Aunado a ello buscan la liberación de sus llamados presos políticos, la reincorporación de maestros cesados a la luz de la reforma de Peña Nieto, y la obtención de plazas.

Ahora mismo, la Sección 22 exige cinco mil 500 nuevas plazas; demanda que es parte de la negociación con la Cámara de Diputados y con el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, al cual, por cierto, la gremial no ve con buenos ojos.

Es poco probable que los maestros cesen su acción de resistencia con las manos vacías. Arrancarán a las autoridades competentes por lo menos la mitad. ¿O ninguna? Veremos.

Por cierto, maestros de Oaxaca en corto han dicho que en los más de 20 años de lucha magisterial, compartían el número de plazas con las autoridades educativas. ¿Será?

El Gobierno Federal debiera hacer un arqueo al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) de por lo menos 20 años para acá. Quizá encuentren el hilo de la madeja.

En fin, retomando el tema: ¿Qué pasaría si AMLO no le cumple a los maestros de la CNTE? Todo y nada. López Obrador puede desde aplicar el Estado de Derecho hasta conceder las peticiones de los maestros, empezando por la abrogación de la Reforma Educativa.

Incluso, puede diseñar una estrategia que termine con la gremial.

Mientras, eso sí, la Coordinadora no le perdonaría cualquier traición. Algo similar al caso Gabino Cué Monteagudo en Oaxaca, donde la Sección 22 fue determinante en su triunfo en la elección del 2010 a la gubernatura.

Aquel aliado no solamente no les cumplió, sino que casi al final de su sexenio dio un golpe de timón en materia educativa restándole fuerza a la gremial para poder instrumentar la Reforma Educativa de Peña Nieto.

Razón por la cual, por cierto, AMLO se molestó con Gabino Cué después de haber sido su consentido y su aliado político.

En fin, los diputados federales tienen la facultad de sesionar en secreto y en sede alterna a falta de condiciones en el recinto legislativo. Podrían hacerlo para dictaminar y aprobar la nueva Reforma Educativa.

Pero ello no solucionaría el conflicto magisterial, máxime si el contenido de la reforma choca con las demandas de los maestros de la Coordinadora.

Veremos en qué termina el lío y la coyuntura entre satisfacer las demandas de los maestros “democráticos” y darle a México una reforma que revierta el atraso educativo. ¿Cabe la posibilidad de conciliar ambas propuestas?