Los mexicanos siempre hemos considerado al sistema político como corrupto, aunque en tiempos pasados, no conocíamos a fondo el problema; teníamos sospechas pero nunca nos imaginamos que la realidad fuera brutal. La corrupción en aquel entonces se tapaba como una estrategia de Estado. Es común conocer día con día las historias negras de nuestra política mexicana. Corruptos van, corruptos vienen y la impunidad campea.

 Las elecciones del 2018 están manchadas de antemano por la corrupción. Y es que, el sistema político ejecutivo, judicial y legislativo han sido alcanzados por ella. La moral política se ha perdido. Los políticos la han sacrificado para dar paso al enriquecimiento ilícito, a la tranza, al robo, al desvío de los recursos, al tráfico de influencias y en especial, al saqueo de las arcas públicas.

Día con día México se va enterando de diversos actos de corrupción, que asusta el hecho de confirmar que existe ausencia de justicia y que se manipulan los hechos para que la sociedad no se entere. Sin embargo, se entera. Y al enterarse, se decepciona.

Militantes de los partidos más importantes acusan un desconcierto tal, que muestran su enorme impotencia. "No hay manera de defender a mi partido", comentan.

 Unos angustiados y otros molestos, buscan la manera de darle la vuelta a la página, esgrimiendo excusas, inventando justificaciones; "Javier Duarte es un traidor al partido" me dijo un amigo tricolor, "no amigo, él solo hizo lo que tenía que hacer" atajé y lleno de vergüenza respondió "tienes razón, es una red de corruptos amparados en el poder". Y terminó "¡tanto luchar para llevar al poder a esa bola de ratas!".

 El país está en manos de corruptos. Esa es la percepción ciudadana. Y se acentúa, con la captura de diversos personajes públicos: Gobernadores, exgobernadores, funcionarios, expresidentes de partidos. La evidencia está en los hechos.

Unos se reparten grandes bolsas de dinero y otros hasta piden "la bolsita".

Con el tiempo nos hemos quedado pasmados por las corruptelas, pequeñas y grandotas, tanto de hombres como de mujeres.

 No se trata de evaluar o calificar quién es más corrupto, si la Diputada Eva Cadena de Morena recibiendo dinero para dárselo supuestamente a López Obrador; o Guillermo Padrés que cuando gobernó Sonora con las siglas del PAN desvió millonarios recursos a su favor; o como Reynoso Femat de Aguascalientes que también desvío millonarias sumas de dinero a su peculio; o los exgobernadores priistas ligados al narco y que desfalcaron a los Estados que desgobernaron. Sin olvidar al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, postulado por el PRD, apoyado por AMLO y que junto con su esposa, primera dama de Iguala, ordenaran el crimen de 43 jóvenes estudiantes de la Normal de #Ayotzinapa; y ¡cómo no mencionar al hermanito del Perredista Leonel Godoy entonces Gobernador de Michoacán, que siendo acusado de pertenecer a la delincuencia organizada, fue ayudado por sus compañeros legisladores para que rindiera protesta y luego ¡se fugara en la cajuela de un auto!

Los mexicanos no perdonan, solo omiten, no olvidan. Al Presidente Peña Nieto no le perdonan el asunto de la "Casa Blanca".

 Como tampoco se le perdona al líder sindical petrolero Carlos Romero Deschamps su enorme corrupción y la gran impunidad que lo arropa.

 Y ya jalando parejo, ¡cómo olvidar los contratos de la Familia Mouriño con Pemex, gracias a la cercanía de Juan Camilo (Qepd), quien aprovechó que su jefe Felipe Calderón Hinojosa era Secretario de Energía durante el Gobierno de Vicente Fox!

 Y allí están en la memoria colectiva los recuerdos de las ligas de René Bejarano recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada, dizque para la campaña de López Obrador; y los negocios de los hijos de Martha Sahagún al amparo del gobierno de su "papá" Fox; los contratos que César Nava autorizó y dirigió para beneficiar a sus amigos mientras fungía como Abogado General de Pemex, César fue designado Presidente del CEN del PAN por Felipe Calderón durante su sexenio; recordemos el Pemex - gate que administró Esteban Moctezuma Barragán, Coordinador de la campaña de Francisco Labastida Ochoa y que ahora funge como parte del comité que organiza el proyecto de nación de AMLO rumbo al 2018; y el fraude de la organización "los amigos de Fox" que con dinero sucio financiaron a Vicente para ser presidente en el 2000; y los "moches" de los diputados federales del PAN, incluido el entonces coordinador y ahora en el presente, Presidente del CEN de Acción Nacional, Ricardo Anaya, el mismo que sostiene una vida de lujos que le permite enviar a sus hijos y esposa a vivir por temporadas a Atlanta en los Estados Unidos; tampoco podemos olvidar los acuerdos de la Maestra Elba Esther Gordillo Morales con Vicente Fox y Felipe Calderón para que el Sindicato de los Maestros, el SNTE, les dieran los votos con los que ganaron sus respectivas elecciones, la Maestra fue procesada y sentenciada por el gobierno de Peña Nieto, aunque la sociedad no le aplaudió el hecho; la gente no olvida.

Y no olvida que Manuel Bartlett Díaz, siendo Secretario de Gobernación en las elecciones del año 1988, fue señalado como el responsable de hacer caer el sistema para evitar el triunfo electoral del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y con ello, se convirtió en el político más odiado por la izquierda en México. Sin embargo, hoy es un gran aliado de Andrés Manuel López Obrador, de hecho, gracias a su apoyo, es actual Senador de la República por el Partido del Trabajo. ¿Dónde quedó su gran pecado? De villano pasó a ser un héroe.

La corrupción alcanza a todo el territorio mexicano, por ejemplo en Yucatán, el actual Presidente del CDE del PAN, el Diputado Raúl Paz Alonzo, es acusado por la Comisión Anticorrupción del CEN de haberse beneficiado con  "moches". Paz Alonzo también ostenta el cargo de coordinador de la fracción legislativa del blanquiazul en el Congreso del Estado. La prensa local también involucra al Senador panista Daniel Ávila y a la Diputada Federal panista Kathia Bolio Pinelo. Total impunidad.

 Por todo lo anterior, me parece absurdo que de cara a las elecciones del 2018, los directivos y diversos personajes de los partidos se acusen con ligereza los unos a los otros. Vergüenza debería darles todo lo que le están haciendo a México.

Contrario a lo que mucho se ha dicho en materia de combate a la corrupción, nadie quiere acabar con la corrupción en México. Esa es la percepción ciudadana y "percepción es realidad". La corrupción es un negocio, una forma de vida, una manera de supervivir propia de un sistema político que se autoprotege. Basta ver el retraso injustificado de la designación del Fiscal Anticorrupción. La propia Presidente del Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción, Jacqueline Peschard Mariscal, viene lamentando que hasta el momento, no se haya designado al Fiscal.

Así están las cosas. Aunque debo ser justo y reconocer que existen políticos honestos en los que aún se puede confiar.

Rumbo al 2018, se pide, se exige, se demanda que los partidos le den paso a las generaciones sin oscuro pasado, que postulen en su mayoría a jóvenes, mujeres y hombres, que se destaquen por su trayectoria de vida pública legalmente intachable, así como por la viabilidad de sus ideas y sus propuestas; mexicanos que abanderen las causas ciudadanas, que no aspiren a servirse del poder sino a servir a la gente, con responsabilidad, sensatez y visión de estadista.