Para sus opositores, detractores o simples “odiadores gratuitos”, López Obrador ha sido un irresponsable frente a la crisis del Covid-19 y, en consecuencia, terminará por convertirse en un villano. Es más, no es una perspectiva de análisis, es prácticamente un deseo, un sueño. Se registra tanto en las redes sociales como entre un sinnúmero de columnistas. Un deseo que convertido en realidad les daría las armas ya no para combatirlo sino para derrocarlo; de hecho, algunos están pidiendo hoy su renuncia. Y a partir de este deseo, que es odio, tanto el presidente como el equipo de salud responsable del problema reciben ataques que van desde la difusión de noticias falsas, colapso deliberado del sistema 800, promoción de alarma a través de videos de “casos” de supuestos enfermos de coronavirus, redes de difusión de mensajes alarmistas, ataques, burlas, etcétera. ¿Es frecuente percibir este odio en otros países? He preguntado y me dicen que por lo general no sucede así; mucho menos frente a una crisis severa.

Para sus seguidores, López Obrador no sólo está haciendo bien las cosas, lo ubican en el nivel del heroísmo. Asimismo, perciben con gran optimismo el trabajo del equipo técnico de salud responsable del asunto bajo la vocería de López Gattel. Y ya no digamos en los pueblos y ciudades que visita en giras de fin de semana; si en ellos estuviera, continuarían sin temor los contactos físicos de manos y abrazos, las muestras de cariño.

En realidad, entre ambas perspectivas lo mejor es tener una seria consideración por la razón. Sí, hay incertidumbre por lo que pueda pasar y temor o franco miedo por lo que ha venido sucediendo en países como China, Italia y España y ahora Estados Unidos; por la posibilidad de que lo mismo pudiera ocurrir en México, con semejante intensidad. Pero hay que hacer caso a la razón.

Ni héroes ni villanos, López Obrador y el equipo técnico de salud han informado puntualmente sobre la enfermedad y su despliegue en el mundo, y de acuerdo a esa información han ido tomando decisiones en la preparación para la eventual crisis de la pandemia en el país. Quizá algunas no tan acertadas o no tan estrictas, pero básicamente correctas. Esto es tan cierto como que la propia Organización Mundial de la Salud ha reconocido el desempeño de México frente a la crisis en su fase de prevención y de asimilación oportuna de los primeros pasos.

Probablemente el presidente tuvo que haberse refrenado un poco más temprano de los abrazos y besos durante sus giras, haber puesto más atención a las indicaciones de su propio equipo de salud, pero al fin lo ha anunciado, sólo continuará supervisando obras pero sin mítines. Tampoco debió de jugar con situaciones como la de mostrar amuletos, jugar con la dicotomía ciencia y fe (aunque esto parece más bien una provocación a sus detractores). Mas en su lógica, alguien tiene que sostener el ánimo en el país, y ese alguien es él. Al menos entre sus millones de seguidores. No alarmar demasiado, no provocar el quiebre de la economía, reforzar el proceso de preparación, dotar de recursos a través de los programas sociales y la continuidad de las obras de infraestructura, incorporar a la Defensa Nacional y la Marina en apoyo del equipo de Salud, etcétera.

Al final del túnel se verá en qué se convertirá López Obrador a partir de las determinaciones que ha tomado. Algunos lo verán acaso como líder mundial si sale bien librado. Pero si no es así, la pandemia se habrá convertido en su mayor e inesperado hándicap; la oposición lo sacrificará.

Pero acaso lo mejor sea no esperar de AMLO y su equipo ni heroicidad ni villanía, simplemente un manejo profesional, lo más acertado posible para salir adelante de la terrible problemática que se avecina. Y acaso también, de parte de los ciudadanos –además de seguir de manera estricta las indicaciones médicas- otorgar al gobierno el necesario, el crítico apoyo del que ya he hablado en ocasiones anteriores. Y aunque de todas maneras el apoyo crítico –es decir, apoyo pero con crítica- ha sido y será una constante, dentro de la crisis y los ataques, las noticias falsas y las calumnias de los enemigos del gobierno y de la salud de los mexicanos, será necesario defender el proyecto racional por el cual se ha votado y que procura el cambio en el país con la compañía de la mayoría de la sociedad.