La aprobación del Consejo General de INE para la obtención del registro como partido político al Movimiento de Regeneración Nacional es una buena noticia para la democracia mexicana. Y es bueno porque los partidos políticos nacionales se encuentran en una fase de congelamiento sin claridad de ideas para la transformación del país, además, son incapaces de sortear la floreciente corrupción que generan una vez llegados al ejercicio del gobierno.

 

Para que Morena sea una buena noticia hay que tomar en cuenta el contexto en que se produce su llegada. El México contemporáneo es el resultado de las políticas hegemónicas de dos partidos que se pelean en lo intrascendente y se fusionan en un mismo proyecto político económico neoliberal. El PRIAN, que en este último año podría llamarse PRIANRD, representan una visión del México desigual, dedicados a consolidar los poderes fácticos y reales de poder. Como telón de fondo, el paupérrimo crecimiento económico de las últimas décadas, lo que se ha traducido en mayor inseguridad, al grado de que se habla ya, desde el calderonismo, de México como un Estado fallido, incapaz de brindar lo esencial que debe tutelar cualquier Estado.

 

En ese escenario MORENA es una esperanza para México, y lo es, para los 15 millones de mexicanos que hemos ido a las urnas en las últimas elecciones votando por Andrés Manuel López Obrador en la esperanza de un cambio. MORENA significaría una oportunidad a la democracia. El cambio de partido en el año 2000 no significó una mejoría en los niveles de oportunidades, servicios sociales, ni de ingreso de las familias. El cambió fue tan frustrante que aquel que ofreció ajustar cuentas con el pasado corrupto terminó siendo su mejor aliado. El actual presidente de Acción Nacional en una reciente entrevista para el diario español El país lo confirmó. Madero reconoció que la década panista se montó en el régimen corrupto priísta y terminó sin cumplir con su acometido. En un país donde la opción ya no puede ser la elección entre verdes o azules, que no es lo mismo pero es igual, MORENA es un referente de primer orden. El movimiento propone cancelar los privilegios de la élite política que con su arribismo impide democratizar la función pública. El movimiento propone que en lugar de gastar más en armas y militarización se gaste más en educación creando nuevas universidades públicas. El movimiento propone que los ingresos por petróleo sean para el bienestar de la población y no para un pequeño grupo saqueador disfrazado de empresas transnacionales. El movimiento cree que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, que sólo con la organización y la participación de la gente es posible salir de la inmovilidad que caracteriza a la democracia mexicana.

 

México trae nuevo bríos, nuevos ánimos, el actual gobierno es presa de su propia trampa, no encuentran cómo dar buenos resultados económicos porque las recetas neoliberales que aplican no dan  resultados porque este modelo económico está agotado, como diría AMLO. Lo último que se les ha ocurrido es decir que los resultados se verán en el 2050 y ya no podemos volver a creerles porque esto lo vienen diciendo desde hace 30 años. 

 

Creo que esta es una oportunidad que no debemos dejar pasar. Aún hay esperanza para México. A pesar de los errores que pueda cometer, López Obrador es un gran líder, y en las condiciones de desánimo del país los líderes sociales y político son necesarios. Es verdad que el movimiento adolece de una base social amplia, crítica y participativa, pero cuenta con el apoyo de las mentes más brillantes del país, destacados profesores universitarios, intelectuales, artistas, literatos, son un elemento valioso que se debe destacar.

 

Los partidos políticos son para conquistar el poder político. Millones iremos de nuevo a expresar nuestro deseo de que AMLO sea el presidente que le ha hecho falta a este país tan lastimado por su clase gobernante. Si AMLO no llegara a ser presidente el legado está hecho, la formación de un nuevo partido con ansias transformadoras. Depende de la ciudadanía participativa que MORENA no se transforme en un ente burocrático más. Depende de la ciudadanía participativa que los cargos públicos que logre MORENA sean el ejercicio de responsabilidades públicas con honestidad y rendición de cuentas.

 

Si es verdad que echando a perder se aprende el PRI, el PAN, el PRD, ya han echado a perder muchísimo. Ya hemos aprendido. Sólo hay que negarse a hacer lo mismo que ya ha hecho la partidocracia mexicana y comportarse distintos. El cambio es ahora, la tenacidad de AMLO, su terquedad y perseverancia nos han llevado a estas instancias. Tenemos ahora por quién votar y algo en qué creer, hay esperanza aún.

 

L. Daniel Solorio Banda, dansolban@hotmail.com