El presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados, y quien no necesita una semblanza más extensa, porque nos llevaría la columna completa, y eso haciendo un resumen que resultaría hasta indigno a su trayectoria, su legado al país y lo que aún le falta por aportarle, se ha llevado los reflectores en las últimas semanas.

  Hombre adelantado a su tiempo, por lo mismo no pocas veces incomprendido, como lo fue por Vicente Fox, en quien Muñoz Ledo confió, para acabar horrorizado e incluso virtualmente exiliado, ya que simplemente Fox le tuvo pavor al tener a un personaje con esa capacidad de hombre de Estado y su inmenso bagaje, frente a la grosera mediocridad de aquel presidente del falso cambio (o verdadero, si se considera el hecho, ya incuestionable, de que dicho cambio fue para mal). El Diputado Muñoz Ledo ha sido crítico, de forma abierta, a algunos aspectos de los acuerdos alcanzados con la potencia del norte en materia migratoria, desde la tarde en Tijuana en el marco del acto de unidad nacional convocado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta la comparecencia del Canciller Marcelo Ebrard ante el Congreso, pasando por varias entrevistas y declaraciones a la prensa y vía su cuenta de Twitter.

  Si alguien se espanta por eso, no muestra sino una miopía hacia lo que esto conlleva, que (entre otras cosas) es una reafirmación de la vocación democrática del gobierno de la cuarta transformación; Porfirio ha sido siempre contestatario cuando las situaciones lo han ameritado, desde el último informe de Don Miguel de la Madrid en 1988, compañero suyo en sus tiempos universitarios, donde fue la primera vez que un político en activo se atrevía a enfrentar públicamente al sistema y a su principalisima institución, como lo era el presidente de la república, y en cierta medida lo sigue y seguirá siendo, dado la naturaleza de nuestro sistema político presidencialista, mas nunca absolutista o totalitario. Porfirio Muñoz Ledo, como pilar de la transición democrática mexicana, no hace hoy más que gozar de los frutos de décadas de lucha en las que siempre estuvo en la primera línea de fuego: el Estado mexicano y sus instituciones republicanas y democráticas, de pesos y contrapesos, cumplen hoy su función.

Se demuestra, a su vez, que "en San Juan también hace aire", y que al igual que la tan cacareada "Democracia más adelantada del hemisferio", como supone ser la de los Estados Unidos de América, en México hay espacio para disentir, privilegiando el diálogo y la negociación, así sea entre integrantes de un mismo partido y/o gobierno. El disenso de Porfirio  no tiene nada que ver con grilla barata, y si se inscribe en un ámbito de ejercicio de vocación democrática plena y republicana del poder público, lo hemos visto durante los últimos años, a niveles que llegan al límite, en los Estados Unidos, con el presidente más inestable e imprevisible de su historia, como lo es Donald Trump; la Corte se le ha enfrentado, así como congresistas, alcaldes, gobernadores, líderes de su propio partido y el opositor y organizaciones de la sociedad civil. Hoy en México, paradójicamente es el mismo Trump el que ha echado a andar algunos resortes de nuestra incipiente y dolorosamente tardía normalidad democrática, pero también lo haría en caso de un presidente mexicano, o miembro de otro poder, que pretendiera invadir otras esferas o cometer abusos de poder.

Trump y su estilo personal de gobernar, autoritario y veleidoso nos está poniendo a prueba, y debemos festejar el que al día de hoy esté plenamente justificado el incluir a Madero entre las figuras que inspiran la cuarta transformación, que si bien para su momento histórico, sus ideas estaban tan fuera de tiempo que rayaban en la ingenuidad y llegando a costar al país cientos de miles de muertes, el día de hoy estos ideales se ven, por primera vez, en acción en nuestro país; la 4-T va por el camino correcto, y Porfirio Muñoz Ledo así lo confirma, y no serán, ni de lejos, los únicos eventos donde veremos al Estado mexicano en acción, mostrando la efectividad de sus instituciones republicanas, amén de enviar un mensaje al país vecino, de firme inconformidad acerca de sus tan arbitrarios, cuestionables y oportunistas métodos.