Tuve el honor de ser invitado como ponente al panel de conferencias que, con motivo de los 500 años de la matanza de Cholula, fuera convocado por la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística conjuntamente con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y tuvo por sede el Museo Regional de la Ciudad Sagrada del Anáhuac; siendo el conflicto de Hernán Cortés con la Corona, el tópico de la intervención que corriera a mi cargo.

El panegírico que se hiciera de la persona del conquistador en la crónica de Francisco López de Gómarra, fue objeto de censura y proscripción por el Emperador Carlos que se llamó a escándalo al saber que el cronista se había atrevido a ponderar las excelencias de un “enemigo de la Corona”.

La tesis actualmente en boga, consistente en considerar la versión de Bernal Díaz del Castillo como la voz de Cortés, me parece difícil de sostener, al ser cotejada con la crónica guatemalteca colonial de Antonio Fuentes y Guzmán descendiente directo del autor de la “Verdadera Historia”.

“La Recordación Florida” magistralmente interpretada por el historiador guatemalteco Severo Martínez Peláez, nos muestra una casta que difícilmente se hubiese acoplado con el carácter indómito de don Fernando.

Tras la proscripción de López de Gómarra, el panegírico de Cortez no aparecería en realidad sino hasta un siglo después en la pluma del “cronista de Indias” Antonio Solís Rivadeneyra, cuyo relato por lo demás, se plasma en la Ópera de Antonio Vivaldi, estrenada en los escenarios teatrales a penas en el año 2000.

Cortés, no solamente habría sido objeto de incriminación ante la persona del Emperador, que ratificando la privación de toda potestad pública a su cargo, se ve constreñido a compensarle con el marquesado de Oaxaca, sino que previamente había sido objeto de procedimiento de visita y residencia, a cargo de Luis Ponce y Marcos de Aguilar.

Ambos visitadores fallecieron a los pocos meses de arribar al territorio del país, dado que las epidemias no diezmaron tan sólo a la población nativa, sin que lograran fincar cargos contra Cortés, teniendo el segundo de los visitadores, procedente de Santo Domingo la encomienda de establecer entre nosotros el tribunal de la inquisición, el cual terminaría por consolidarse hasta que tiempo después don Gastón de Peralta, Marqués de Falcés fuese entronizado en el virreynato de la Nueva España.

El 26 de mayo de 1984 se expidió la resolución presidencial conteniendo la restitución de tierras a favor de la comunidad de Santa María Huatulco, en sus considerandos se invocaba una merced expedida a favor de la misma por el Virrey Miguel José de Azanza en 1799, en la que, por su parte, se hacía referencia a una asignación previa hecha en 1539 por Hernán Cortés.

El problema que se plantea en la especie es el de dilucidar ¿con qué carácter disponía Hernán Cortés en 1539 del patrimonio Regio?

La lógica jurídica nos indica que el sujeto mercedado, Hernán Cortés en el caso que nos ocupa, esto es, un hombre sin potestad pública, podía trasladar sus beneficios como Marqués del Valle de Oaxaca con la expresa autorización de la Corona, o de lo contrario, el beneficio mercedado habría tenido que revestirse a favor del rey.

El testamento de Hernán Cortés, signado en el 18 de agosto de 1548, establece en su cláusula 40, lo siguiente:

“Mando, que porque en algunos lugares de mi estado se han tomado algunas tierras para huertas, viñas, algodoneras, o para otros efectos, que se averigüe y se sepa si estas tales tierras eran propiamente de algunos de los naturales de aquellos puebla, y siendo así, mando que se les restituyan las dichas tierras, con los aprovechamientos que los señores de ellas pudieron haber habido”.

Disposición testamentaria que compagina con la referencia que el Virrey hacía en 1799 de la previa asignación cortesiana a los pobladores de Huatulco, que habían asumido la cultura náhuatl desde que Axayacatl venciendo a los Tehuanos había arribado a la costa, según señalan tanto los arqueólogos que han trabajado en los vestigios de la zona de “Copalita”, como por lo consignado por el Padre Clavijero en “La Historia Antigua de México”.

Reto a la Corona que difícilmente se compaginaría con el podría institucionalizado de los conquistadores como Bernal Díaz y de sus descendientes como Fuentes y Guzmán, que seguramente verían en el despliegue de poder indómito en rebeldía de Cortés, una clara amenaza a sus propias fuentes de poder personal.

albertoperalta1963@gmail.com